Olga Pericet.
Olga Pericet con Pisadas y Manuel Liñán con Nómadas son dos de los platos fuertes del Festival de Jerez, que arranca hoy con un cartel que incluye además otros nombres como Eva Yerbabuena, Belén Maya y Rafaela Carrasco.
El ciclo comienza con Fatum, una obra coral inspirada en La fuerza del destino, de Verdi, con libreto y dirección escénica de Francisco López, coreografía de Javier Latorre y dirección artística y producción de Shoji Kojima, pero a lo largo de los quince días restantes, aparecen títulos tan atractivos como ¡Ay!, de Eva Yerbabuena, un trabajo intimista, con el fondo de tres voces, guitarra y el violín de Vladimir Dimitrenco, o Los invitados, de Belén Maya, la ceremonia sobre el diálogo y la complicidad que convoca en el escenario a grandes figuras como Carmen Linares, Manuel Liñán o José Valencia.
El Ballet Flamenco de Andalucía, dirigido por Rafaela Carrasco, presenta En la memoria del cante: 1922, un relato acerca del famoso concurso que se organizó en Granada, apoyado, entre otros, por Manuel de Falla y Federico García Lorca; y Marco Flores, Laberíntica, un juego de movimientos donde lo colectivo se funde con la música para simbolizar los vínculos corporales. Uno de los seis estrenos que anuncia el Festival es Pisadas, de Olga Pericet, Premio Artista Revelación en el Festival de Jerez y Premio Max de Coreografía. Para Olga "pisar el suelo es marcar surcos, tu manera de recorrer las fases de la vida e ir hacia tu destino. Es también la decisión de hallar el propio camino, aunque el tiempo te lleve hacia mundos imprevisibles. Pero yo piso fuerte, contando con lo que la vida me pone por delante". Y la vida le pone por delante, como descubriéndolos, el ritual de la muerte -"que para mí es otro paso de la vida"-, las tradiciones que manan de la tierra, la celebración de la existencia y lo efímero de esa misma existencia. "Un amplio imaginario que estalla por todas partes, aunque sin imposiciones, para que el público establezca su propia reflexión".
Nómada es otro de los estrenos, en el que Manuel Liñán ejerce de intérprete, coreógrafo y director. Un reto para el joven granadino, con una intensa y exitosa trayectoria profesional y, asimismo, Premio Max, Premio Revelación del Festival de Jerez y Premio a la Mejor Coreografía del Certamen Internacional de Danza de Madrid. "Es un viaje dentro de mí mismo, a través de mis sentimientos y a lo largo de una introspección dinámica en contacto profundo con el arte flamenco, que es el que me llena y me sustenta para poder seguir bailando". El trayecto de Manuel Liñán tiene su reflejo visual y dancístico en un proceso itinerante que recorre distintos pasajes del amplio patrimonio musical andaluz: "Lo que era un periplo interior toma forma y se manifiesta por medio de los ritmos y los cantes: se difumina el sueño para tener un cuerpo y decir que estoy vivo".