José María Velázquez-Gaztelu
David Lagos se ha sumergido en la historia del cante jerezano, en sus múltiples variantes y en la riqueza de un patrimonio tan extenso como fundamental en el desarrollo del flamenco. Jerez es cuna y referencia ineludible y Lagos, en un alarde de información musical, facilitada en sus líneas maestras por el investigador Carlos Martín Ballester, ha hecho suyo un legado proveniente del más puro clasicismo que ahora, en el disco Mi retoque al cante jerezano, aparece lustroso y como recién nacido. Porque este cantaor, de gran prestigio fuera y dentro de nuestro país, lo que no ha querido hacer es fotocopiar los antiguos documentos sonoros ni ha intentado llevar a cabo un acto mimético y repetitivo, sino de recreación y resurgimiento, donde los estilos, adaptados a las necesidades expresivas del intérprete, adquieren una nueva dimensión. A esta obra ejemplar hay que añadir la labor de dos guitarristas de primer nivel: Santiago Lara y Alfredo Lagos, y la presencia de excelentes palmeros y jaleadores.