Carlos Checa

Carlos Checa es uno de los jóvenes directores con más proyección de futuro que ha dado nuestro país. Su vocación le vino muy pequeñito, desde los 6 años y en seguida le interesó la figura de director de orquesta. Tras la dirección de una obra propia como proyecto del conservatorio, le empezaron a llover ofertas. Ahora, aun estando en el inicio de su carrera, el Programa de Internacionalización Cultural Española de Acción Cultural Española le ha ayudado a participar en el concierto de la Fundación Simón Bolívar, debutando así en Venezuela y con la llamada personal de Gustavo Dudamel, el director de moda de la escena de la música clásica de relevancia internacional.



Pregunta.- Ha trabajado con los mejores y al frente de diferentes orquestas. ¿Cómo se enfrenta a cada una de ellas?

Respuesta.- Creo que dirigir orquestas de diferentes países y en diferentes lugares del mundo es una experiencia que te hace crecer por dentro y que te sirve para afrontar cada vez y de una manera nueva el camino de la interpretación, un camino que nace precisamente en el papel que tenemos delante, esa simple grafía que muestra la vivencia del compositor y que nosotros la hemos de vivir, pero el viaje es a la inversa, partimos de la escritura para llegar a su vivencia, y ese viaje es lo apasionante de estudiar una partitura. Luego se construye esa aventura en el trabajo de los ensayos, con la mirada puesta en el concierto y donde necesitas el conocimiento, la convicción y el entusiasmo para transmitir la energía que hay detrás de cada nota. La gran suerte es que trabajamos con un material escrito habitualmente por genios como Mozart o Beethoven, aunque eso supone todavía un mayor reto para todos.



P.- Ahora ha sido invitado por Gustavo Dudamel, uno de los directores más importantes de Venezuela a debutar en la Fundación Simón Bolívar. ¿Qué sintió al ser nombrado por él mismo?

R.- Al maestro Dudamel le tengo muchísima admiración, recuerdo que me acerqué a él por primera vez en Barcelona, en el 2009, era el día de San Jordi, dirigía un concierto con la Simón Bolivar y le regalé un libro, se trataba de una biografía de Isaac Albéniz, le gustó mucho y empezamos a hablar. Me llevé una primera impresión extraordinaria, un hombre tan genial con tanto talento y con tanta sencillez, y desde ese momento siempre he tenido la confianza de comentarle cómo se desarrollaba mi carrera musical. Yo en los últimos años empecé a dirigir en bastantes países de Latinoamérica, Perú, Costa Rica, México, Argentina, además tuve el debut en Londres, con buenas críticas y con la prestigiosa Royal Philharmonic Orchestra, y así, el año pasado, él mismo me dijo: 'Carlos, tienes que debutar en Venezuela', me quedé si palabras. Hace tan solo unas semanas, precisamente en Barcelona, hablaba con él de mi debut en Caracas y le agradecía enormemente su confianza.



P.- Además la Fundación Simón Bolívar cumple un trabajo de integración social para los jóvenes. ¿Cuáles son las líneas generales de su proyecto allí? ¿El programa ha sido consensuado?

R.- La Fundación musical Simón Bolívar lleva ya 39 años desarrollando gracias al maestro Abreu un proyecto musical que influye hoy en día a más de 400.000 mil niños, es sin duda una de las cunas de la música clásica en el mundo y hoy se admira el talento de Venezuela y que haya sabido abrazar la música, saber utilizar esa herramienta para dar un objetivo a miles de jóvenes que viven con pasión la música y los valores que ello comporta. Respecto a nuestro concierto, el programa ha sido consensuado puesto que se encuentra dentro del festival de jóvenes solistas europeos, contemplamos varias opciones y al final guardará también un protagonismo la música española.



P.- Recuerdo cuando estaba en el colegio nos enseñaban a tocar la flauta, a leer música pero poco más. ¿Incluir una mejor educación musical sería un avance para la sociedad?

R.- Por supuesto, además la música nos enseña a escuchar, algo importante para la vida, ¿verdad?. Yo creo que la música es una herramienta extraordinariamente valiosa, que une a la humanidad con un lenguaje universal y que canaliza asombrosamente las emociones individuales o de un colectivo, encontrando en su fondo todo ese 'amor' que hace que la música sea un gran misterio. Por ello, cuando se escucha con atención y sobretodo en un concierto en vivo, tiene esa posibilidad de entrar en nosotros y generar una mirada a nuestro propio interior, situándonos fácilmente en un plano de reflexión o de trascendencia y, sin duda, si hablamos de un avance en la educación, qué mejor que hacer lo posible por acercar la música a la sociedad y fomentarla con entusiasmo desde la infancia.



P.- Hablando de educación no podemos olvidar el sistema Abreu. ¿Cuáles son las cualidades más importantes que se aprenden allí? y ¿Sería exportable a España?

R.- No tengo suficientes datos para aventurarme a una respuesta concreta, pero creo que difícilmente se podría aplicar aquí un sistema musical con el lema venezolano 'tocar y luchar', aunque sí podría aplicarse con ciertos matices, de hecho se está comenzando a aplicar en varios países y parece que con éxito. Lo que si es cierto, es que el Sistema da un valor a la música desde la infancia como una forma de vida, formar parte de la orquesta es como tu familia, aprenden la importancia del equipo, la generosidad, el esfuerzo, los jóvenes hacen de maestros de más pequeños y así se crea una gran cadena de enseñanza y en cada eslabón una cuota de responsabilidad individual muy alta para que todo el sistema funcione.



P.- La acogida de la música clásica en España está mejorando pero sigue habiendo mucho músico que tiene que salir del país a probar suerte. ¿Cuál ha sido su experiencia y qué aconsejaría a los jóvenes con ganas de dedicarse a esto?

R.- Dicen que el maestro aparece cuando el alumno está preparado, no sé si es cierto pero creo mucho en ese profesor que cuando estás en los grados intermedios de la carrera te empuja porque confía en tu talento, a mí me ha pasado varias veces y creo que es muy importante encontrar ese maestro que te encamina, si para ello has de viajar y crees que la aventura vale la pena hay que intentarlo donde sea, además, la música es ante todo una vocación, una vocación que se pone a prueba casi cada día, pero lo más importante es que a pesar del esfuerzo que ello representa el intérprete sea feliz dando a conocer y transmitiendo la belleza de la música. Si eso es así mi consejo es que vale la pena seguir adelante y que los obstáculos se superan con humildad, trabajo y con la ilusión de luchar por los sueños.



P.- ¿Qué balance haría a día de hoy de su carrera?

R.- Debuté en Málaga en el 2002 y siento de alguna manera que todavía estoy en el inicio del camino, que el trabajo que he hecho hasta ahora ha sido fantástico pero que no he hecho más que empezar, tengo más ilusión que nunca y una cierta experiencia que me permite afrontar las dificultades con más soltura, lo cual es muy positivo, pero ante todo me siento muy privilegiado de poder haber estado haciendo música con gente muy diferente y sobretodo con personas que me han aportado muchos conocimientos y momentos maravillosos.