Representación del año 1681, en la Plaza de la Villa de Madridm del auto sacramental La divina Filotea, recuperado ahora. Pintura de Muñoz Morillejo.

¿Se conoce nuestro barroco? ¿Quiénes fueron sus autores? ¿Qué herencia dejaron sus partituras? Coincide la exhumación de obras de dos de los máximos exponentes de esta época: Juan Hidalgo en el Teatro de la Zarzuela y José de Nebra en Madrid, León y Oviedo.

La próxima semana se dan cita dos acontecimientos que tienen que ver con lo mejor de nuestra música de los siglos XVII y XVIII, aquella salida de las plumas de dos de los compositores más ilustres de nuestra historia, no poco relacionados entre sí, aunque vivieran en épocas distintas: Juan Hidalgo (Madrid, 1614-Madrid, 1685) y José de Nebra (Calatayud, 1702-Madrid, 1768). El primero, de cuyo nacimiento se conmemoran 400 años, fue un hacha en el manejo sofisticado de la métrica, lo que destaca poderosamente en sus tonos humanos y divinos, composiciones a una sola voz y pequeño conjunto instrumental. De este género, en parte olvidado, se nutre el espectáculo, titulado De lo humano... y divino, que durante cinco días, entre el 14 y el 18 de este mes, se va a ofrecer en el Teatro de la Zarzuela de Madrid bajo la dirección y selección musicales del contratenor Carlos Mena, un artista de notable relieve.



El propio Mena adelanta a El Cultural algunas de las claves de las obras que van a integrar estas representaciones, dirigidas en lo escénico por Joan Anton Rechi, habitual colaborador de Bieito: "Muchos de estos tonos son extractos seleccionados por el compositor de sus obras, propiamente escénicas, compuestas para ser interpretadas en ambientes más íntimos y selectos". El director musical debe dejar claro el empleo del ritmo, tan original y expresivo en estas partituras y cuya naturaleza nos aclara el artista: "Uno de los elementos identificativos de lo que podría considerarse un estilo típicamente español en el siglo XVII es la utilización abusiva, o más bien invasiva, del compás ternario y todas las variantes que ese ritmo nos proporciona en cuanto a acentuación, intercalando patrones alternativos de hemiolia con los propios del compás (esto es, la figura rítmica de 2+2+2 en contrapunto con la figura de 3+3). Hidalgo y sus contemporáneos combinan simultáneamente en las dos voces de un tono esas variantes de acentuación".



Los distintos tonos de Hidalgo se acompañarán, en el plano vocal, por obras de otroscompositores anónimos y de Domenico Mazzocchi. Y en el instrumental, por piezas de compositores españoles de tecla y de guitarra, arregladas para la Capilla de Santa María. Junto a Mena estarán en el escenario la soprano Alicia Amo y el barítono José Antonio López.



En la obra del aragonés José de Nebra se palpa en mayor medida la influencia italiana, que embargaba por aquel entonces la creación teatral hispana. En sus recitados anotamos premoniciones mozartianas y continuos rasgos haendelianos, de una rítmica contagiosa y excitante y, desde luego, magníficas páginas de bravura y espléndidos efectos descriptivos. Era hábil el compositor para combinar sin solución de continuidad el canto llano y la polifonía, algo que trabajó fundamentalmente como vicemaestro de la Capilla Real de Madrid (1751).



Habrá ahora una nueva oportunidad de penetrar en Nebra a través de los conciertos ofrecidos por el conjunto Los Músicos de su Alteza y organizados por el CNDM, que llevan por título Es el día del Corpus, día tan grande: el 12 en el Auditorio Nacional, el 13 en León y el 14 en Oviedo. Tras un laborioso proceso de exhumación, se brindan piezas procedentes de autos sacramentales y villancicos. El artífice de la operación es Luis Antonio González, musicólogo de la Institución Milà y Fontanals del CSIC, quien nos explica que "José de Nebra viene de la tradición contrapuntística española y en su música incorpora muchos elementos de nuestra tradición popular aunque tiene influencias muy cosmopolitas. Aparte de sus responsabilidades en la Capilla Real, era clavecinista en el Coliseo del Retiro, de donde toma ideas y procedimientos que luego combina con ingredientes puramente hispánicos".



Es llamativa la apreciación de que, salvando las distancias, "Nebra recuerda mucho a Purcell: sus obras son muy fáciles de escuchar, muy gozosas para el público, pero a la vez su composición es muy compleja, con unas tremendas turbulencias". Cuestiones que podrán comprobarse en sus tres próximas citas, en las que, bajo el mando de González, actúan también las sopranos Rocío de Frutos, María Eugenia Boix y Olalla Alemán y el tenor José Pizarro.