Tras muchos meses de sequía operística, el Teatro Villamarta de Jerez vuelve por sus fueros y proyecta una nueva producción de Lucia di Lammermoor de Donizetti para los días 29 y 31 de este mes. La puesta en escena es del avezado Francisco López, que ha regresado a la dirección del Teatro. En el foso estará el bragado en tantos frentes musicales, siempre en contacto con lo lírico, Carlos Aragón, que puede dar un sesgo de cierto refinamiento a la caudalosa e hiperromántica partitura, basada en la tremebunda historia gótica de Walter Scott. El reparto, como era de esperar, es exclusivamente español. En la parte de la sufriente protagonista figura la navarra Sabina Puértolas, una soprano lírico-ligera que ha ido adquiriendo, siempre desde una sólida técnica forjada en la escuela de Bergonzi, hechuras, firmeza, línea y expresión. Convincente como actriz, dotada de un timbre fresco y luminoso, puede dar una adecuada imagen de la joven novia. A su lado, Ismael Jordi, tenor lírico-ligero, de instrumento no especialmente rico, pero sí extenso y perfectamente emitido, manejado con insólita sutileza, en la estela de su mentor Alfredo Kraus. El barítono José Antonio López, una de las mejores voces de su cuerda, dotada de bruñido metal, seguro y compacto, y el bajo Felipe Bou, inteligente y expresivo, de timbre bien coloreado, son respectivamente el pérfido hermano Enrico y el oscuro capellán Raimondo. El resto del reparto es también hispano. La escenografía y vestuario llevan la firma de Jesús Ruiz, lo que es una garantía. Orquesta de aluvión, Madrid Philharmonic, y Coro del Teatro.