El barítono menorquín Joan Pons (Ciudadela, 1946) se retiró de la escena hace algunos meses tras 42 años de carrera. Lo hizo en el Liceo de Barcelona cantando Amonasro de Aida, ópera en la que había intervenido, muchos años atrás, como integrante del coro. Es justo que el Teatro barcelonés, que lo albergó durante tantos lustros, le rinda ahora un homenaje, fijado para el próximo día 29, en el que se cuenta con las voces de Montserrat Caballé, Daniela Dessì, Dolora Zajick, Jaume Aragall, Josep Bros, Josep Ruiz, Carlos Álvarez, José Julián Frontal, Juan Jesús Rodríguez, Carlos Bergasa, Carlos Chausson y Simón Orfila, muchos ya retirados, la mayoría compañeros de reparto en alguna ocasión. Al piano, la hija del barítono, Joana, y Véronique Werklé.



Recordemos que el cantante se inició en la cuerda de bajo, pero la Caballé y otros colegas le aconsejaron que se cambiara a la de barítono. Estuvo varios años compaginando ambas y adquiriendo las bases para el traslado definitivo a una tesitura en la que se hizo imprescindible gracias a un timbre de rara nobleza, lustroso y oscuro, muelle y compacto, con tendencia al clareo en una zona aguda bien provista. Voz anchamente lírica más que dramática, aunque capaz de afrontar, sobre una excelente dicción y un fraseo cincelado a buril, cualquier cometido. Fueron siempre papeles de su horma Falstaff y Scarpia, dos caracteres muy diferentes en los que daba lo mejor de sí mismo.