El Caballero de la Rosa / Glyndebourne Foto. Bill Cooper
El pasado verano volvió a Bayreuth (25 de julio a 28 de agosto) la Tetralogía , que se va a quedar, como es norma, otros cuatro años. La labor escénica de Frank Castorf no ha gustado en general. La sustitución del oro por el petróleo, como moderna fuente de riqueza, y los distintos cuadros, cada uno de su padre y de su madre, elegidos por el regista para las cuatro óperas, han despistado al respetable. Aunque la batuta de Kiril Petrenko tuviera firmeza, ya que no especial vuelo. Los repartos son más o menos los mismos de la pasada edición. Wolfgang Koch, sólido y cumplidor, se reveló como un Wotan fiable. Al igual que Johan Botha, Siegmund muy apropiado. Catherine Foster seguirá creciendo en la piel de Brünnhilde. Regresan también El holandés errante , con Thielemann, Lohengrin, en la curiosa visión de Neuenfels, “la de las ratas”, y Tannhäuser , en la puesta en escena de Baumgarten, “la de la refinería”.Muy bello puede ser Don Giovanni en Salzburgo (18 julio al 31 de agosto). El iluminado Bechtolf se alía con el sobrio y severo Eschenbach. D'Arcangelo será el Don, secundado por otros discretos cantantes. La siempre segura aunque algo gélida batuta de Welser-Möst encauzará el peligroso oleaje de Der Rosenkavalier de Strauss, con escena de Kupfer. Stoyanova es la Mariscala. De interés es la recuperación de Fierrabras de Schubert, que se echan al hombro los competentes Metzmacher y Stein. Rossini estará presente con La cenerentola y Donizetti con La favorite. Barenboim hace Tristán con Meier. Ambas en versión de concierto. En el apartado sinfónico lo que más llama la atención es el ciclo Bruckner, encomendado a las batutas más insignes. Wolgang Rihm estrena un Concierto para piano y orquesta. En ese apartado hay varias sesiones dedicadas a la música contemporánea de la cultura árabe.
La gran novedad del Festival de Múnich (21 junio al 31 de julio) -una especie de resumen de lo mejor de la temporada- es Guillaume Tell de Rossini, que protagonizan tres voces importantes como las de Michael Volle, Marina Rebeka y el ascendente y valiente tenor Bryan Hymel. También lo es la presentación de Die Flut, ópera del histórico Boris Blacher. Notables son los recitales de dos de los grandes de hoy, Hanja Harteros y Jonas Kaufmann, a quien encontramos unidos en La forza del destino de Verdi. Diana Damrau volverá a ser Violetta en La Traviata y el barítono Christian Gerhaher encarnará a Orfeo en la ópera de Monteverdi. Y regresa el mítico Caballero de la rosa de Otto Schenk. Por último, Anna Netrebko acometerá, creemos que sin el suficiente bagaje como dramática, la espinosa parte de Lady Macbeth en la obra verdiana.
Como cada año, Aix-en-Provence (del 3 al 26 de julio) acoge las mejores esencias operísticas. Las más destacadas de la presente edición descansan en la prometedora producción, dirigida en lo musical por Minkowski y en lo escénico por Christopher Alden, de Il turco in Italia de Rossini, cantado por nombres especializados de primer rango: Corbelli, Brownlee, Spagnoli, Peretiatko... A su lado, un Ariodante de Haendel dirigido por el expeditivo Andrea Marcon, con voces de altura: Connelly, Petibon, Piau, Prina... La flauta mágica de Mozart, nombre fundamental en la muestra, retorna de la mano de Simon MacBurney, que en lo musical tiene la colaboración de nuestro Pablo Heras Casado.
Esta edición del Festival de Glyndebourne (hasta el 24 de agosto) estrena director: el joven de 31 años Robin Ticciati, que sustituye a Vladimir Jurowski. Un artista sumamente prometedor, que se encarga de dos óperas: El caballero de la rosa de Strauss, cuya dirección escénica se ha encomendado al ya citado Richard Jones, y La finta giardinierade Mozart, que pone en imágenes Frederic Wake-Walker. En el foso de La Traviata se sitúa Mark Elder. Tom Cairns atiende el aspecto teatral. Se reponen Yevgeni Onegin de Chaikovski, Don Giovanni de Mozart y Rinaldo de Haendel, cuyo reparto encabeza el excelente contratenor Iestyn Davies.
La soprano española Carmen Romeu es la elegida por Alberto Zedda para el papel protagonista de la Armida de Rossini, gran novedad en Pésaro (del 10 al 22 de agosto) . Creemos que aún no dispone del caudal que pide una dramática de agilidad, pero es una estupenda cantante. Un título no muy frecuentado del Cisne, Aureliano in Palmira, es otra importante cita, que cuenta además con un reparto muy adecuado: Lena Balkina, Jessica Pratt y Michel Spyres en las partes principales. Dirigen Will Crutchfield en lo musical y Mario Martone en lo escénico.
No puede faltar en Verona Aida (del 20 de junio al 7 de septiembre); y este año vuelve el discutido montaje de La fura dels baus. Viene acompañada de Un ballo in maschera del propio Verdi en una nueva visión de Pizzi. Se suman dos óperas de Puccini: Turandot y Madama Butterfly, la primera con la caudalosa y algo estridente Evelyn Herlitzius y la segunda con la irregular Amarilli Nizza. Los españoles Jorge de León, Carlos Álvarez y Rocío Ignacio intervienen en las representaciones de Carmen de Bizet.
Andris Nelsons tiene la ardua misión de sustituir, al menos por este año, a Claudio Abbado al frente de la Orquesta del Festival de Lucerna (15 de agosto al 14 de septiembre). Otra sustitución: la del accidentado Pierre Boulez por Simon Rattle al frente de la Lucerne Festival Academy, que busca el contacto con los jóvenes instrumentistas. Como cada año hay un tema central, en esta ocasión Psyche. “Analizar el efecto de la música en el alma y los sentimientos”, reza la leyenda. Desfilan por el certamen, como es tradicional, las mejores orquestas y directores.