Mañana llega al Palacio Carlos V de Granada un muy atractivo concierto, uno de los más estimulantes de la programación de este año. En él se dan cita dos artistas de relieve, el director finlandés Sakari Oramo, enérgico, vitalista, decidido, muy claro de gesto, de muy vigorosas concepciones, y el pianista onubense Javier Perianes, que se enfrentará con el cadencioso y extrovertido Concierto n° 5, Egipcio, de Saint-Saëns.



Una de las características más destacadas de Perianes es saber mantener un juego de rara habilidad para determinar dinámicas delicadas y para buscar la acentuación y fraseo más lógicos. Sus contactos con Barenboim le han proporcionado al respecto una suerte de facultad de penetración en las estructuras y en el planteamiento de una estética de signo humanista que en él se impregna de aromas poéticos muy personales gracias a la suavidad y finura del ataque y a una superior capacidad de concentración. El muy bello sonido que lo caracteriza nace de una refinada y matizada pulsación, que lo ayuda a elaborar con la mayor naturalidad un fraseo nítido, bien coloreado y racionalmente dispuesto, que emana de él con limpieza y sobre todo con lógica y musicalidad. Bien le probaron sin duda, aparte el necesario trabajo de autodidacta y la mencionada relación con Barenboim, las lecciones recibidas de algunos de sus maestros, como Ana Guijarro o Josep Colom.



De ahí que pensemos que su acercamiento a la partitura del Egipcio nos puede aportar luces distintas y alguna que otra grata sorpresa. Puede que también la tengamos en la lectura que a continuación hará Oramo de la Quinta Sinfonía de Mahler, con toda probabilidad viva y luminosa, bien diseñada, transparente. Mimbres hay para ello, ya que en el hemiciclo estará la excelente y muy ahormada Sinfónica de la BBC.