Piotr Beczala en plena actuación. Foto: Mathias Creutziger

El tenor polaco, flanqueado por la soprano búlgara Sonya Yoncheva, abre el festival catalán este viernes. Beczala desgranará constantes alusiones a Heart's Delight, disco en el que rinde homenaje a Richard Tauber.

No cabe duda de que uno de los tenores punteros de hoy es el polaco Piotr Beczala, que, junto a la soprano búlgara Sonya Yoncheva, abre este viernes, 11, el Festival de Peralada. Mucho ha evolucionado este cantante desde que, hace no tantos años, tuvimos ocasión de escucharlo en Zurich en una Flauta mágica de Mozart. Era en esa época un mozartiano espléndido, un lírico muy puro, lejos de las plenitudes sonoras, pero de emisión bien regulada, muelle, de timbre argénteo, de color muy atractivo, no exento de ciertas penumbrosidades, de método de canto estricto y sólido; de expresión justa y de legato interesante. La voz, con el tiempo, ha ido creciendo y el artista, lógicamente, se ha ido embarcando en aventuras más enjundiosas, de contenido más dramático; en partes propias de los líricos plenos o, incluso, los lírico-spintos.



Son aspectos que podíamos apreciar con la escucha de su disco para Orfeo editado hace unos meses, pero grabado en 2011. Beczala se ha ido metiendo poco a poco en partes de cierto fuste y en el Metropolitan de Nueva York ha probado con buena fortuna nuevos cometidos, como Rodolfo de Bohéme o varios Verdi; algunos de estos últimos estaban en ese compacto. No reconocemos ya en Beczala ese lustre juvenil, esa tersura de otrora cuando se encuentra próximo a los 50 años y abusa, quizá a propósito, de pequeños, a veces inapreciables, golpes de glotis, que van formando un tejido que, unido a una evidente guturalidad, no hace confortable la audición y perjudica la obtención del siempre conveniente legato. El canto del polaco es más bien monótono, aunque se luzca, incluso con regodeo y facilidad, en los agudos, por lo común restallantes y vibrantes.



Pero la técnica y el arte continúan siendo más que estimables y desde luego pueden dar un magnífico juego en este recital junto a la muy fresca y tersa voz de Yoncheva, una de las grandes Traviatas de nuestros días. A lo largo del concierto se harán permanentes alusiones al último disco del tenor, el primero que realiza para Deutsche Grammophon en el que rinde homenaje a un gran antecesor, el austriaco Richard Tauber. El CD, titulado Heart's Delight, contiene interpretaciones de algunas de las páginas de opereta que dieron más celebridad a este artista pretérito, entre ellas la famosísima You are my Heart's Delight contenida en el título, de la opereta de Lehár El país de las sonrisas, escrita precisamente para él.



Hay además piezas de La condesa Mariza de Kálmán, de El Príncipe estudiante de Romberg, de otras obras de Lehár como Giuditta, Paganini o La viuda alegre, más canciones variadas de Stolz, Sieczynski o Ralph. Incluso una romanza de la opereta El sueño del canto del propio Tauber. Junto a los cantantes estará en esta sesión inaugural, al frente de la Orquesta de Cadaqués, el practicón Marc Piollett.