Antony Hegarty, en un momento del espectáculo Swanlights. Foto: Javier del Real
Un vocalista de pop que pone en pie al público de teatros de ópera y de auditorios. El artífice de ese extraño logro es Antony Hegarty, que con su banda The Johnsons campea por los escenarios de recintos normalmente vetados a la música popular. El origen del experimento proviene del MoMA, que le encargó en 2012 Swanlights, un espectáculo de saturada luminotecnia colorista con el cantante inglés en el epicentro. El repertorio musical lo compone un ramillete de temas de sus cuatro primeros discos, interpretados por una orquesta. Los grandes éxitos del cantante "transgénero" (el término es suyo), poseedor de una voz de atribulada e intensa sensibilidad y predicador de un feminismo irredento, levanta así vuelo sinfónico. Tras su paso por el Radio City Hall de Nueva York y el Covent Garden de Londres ahora llega al Teatro Real (los días 18, 19, 20 y 21), un territorio ya conocido por Hegarty, cómplice, junto a Bob Wilson, Daniel Defoe y Marina Abramovic, de la ópera-performance Vida y muerte de Marina Abramovic, estrenada en Madrid en 2012. Desde el foso, será aupado por la formación titular del coliseo madrileño.Pregunta.- Este espectáculo nace de un encargo del MoMA. ¿Qué se proponían hacer exactamente?
Respuesta.- Mi intención era crear una especie de artefacto visual en el corazón oscuro de una montaña. Como si metiéramos dentro una lámpara de lágrimas. Quería crear un entorno absorbente, donde el objetivo visual no fuese yo como cantante sino el espacio como espacio metafísico.
P.- Canta varias canciones de tus primeros cuatro discos. ¿Con qué criterio hizo la selección?
R.- He intentado conseguir una ilación narrativa, una progresión de autoconocimiento y una evolución transformadora. En Swanlights el epicentro está en mi relación con el mundo natural. El espectáculo puede describir como una meditación sobre la luz, la naturaleza y la feminidad.
P.- ¿Esa meditación llega a alguna conclusión?
R.- Lo que se plasma es más bien una aspiración, un anhelo hacia algo, una especie de ensueño, un intento de adentrarse en el misterio y explorar sus caminos, porque yo formo parte de él, incluso en mi quebranto.
P.- En los últimos años los teatros de ópera se han convertido en un hábitat habitual para usted...
R.- Y me siento muy afortunado de cantar en lugares tan bellos y silenciosos. Es muy parecido a la magia, una oportunidad de llegar a nuevos públicos. Me encanta la sensación de actuar en estos espacios venerables e históricos.
P.- ¿Cómo crecen sus canciones en manos de una orquesta?
R.- Actuar con una orquesta es como ser arrastrado por una ola gigante, la de la fuerza de la música, alumbrada por una combinación de individualidades que aspiran a un mismo objetivo, como una bandada de pájaros, todos moviéndose en la misma dirección. O como la energía de la corriente de los océanos.
P.- Su voz se mueve en diversas tesituras, oscilantes entre las de tenor y barítono...
R.- Más que nada yo diría que está empapada en emociones. Yo canto para expresarme, para expandirme y comunicarme.
P.- ¿Cómo ha evolucionado en estos años?
A medida que envejezco parece menos orientada hacia mis adentros, hacia mi propia experiencia y estados de conciencia, y más esforzada en reflejar el mundo que me rodea.
R.- No, nunca lo he buscado ni querido. No tengo ni la fuerza ni la habilidad necesaria. Yo soy un simple cantante de folk. Aprendo a cantar escuchando a otros cantantes de pop. Mi intención siempre ha sido explorar mi vulnerabilidad, no mi virtuosismo, que parece que es lo que llama la atención a determinadas personas.
P.- Ya le vimos en Madrid hace un par de años. ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Marina Abravomic y Bob Wilson?
R.- Pues me enamoré de la ciudad. El gran Mortier nos invitó al Teatro Real, un verdadero honor. Por eso estos conciertos en Madrid los dedicaré a su memoria.
P.- Hace pocos meses se lanzó aquí Del suo veloce volo, grabación del recital en directo que ofreció con Battiato en la Arena de Verona. ¿Hubo armonía con Battiato?
R.- Es un hombre angelical. De esa noche recuerdo el cielo majestuoso.
P.- En España Isabel Coixet le dio un espaldarazo a su música al incluir Hope there's Someone en La vida secreta de las palabras. ¿Le gustó la película?
R.- Me encantan Coixet y su película.
P.- ¿Cómo consigue una persona tan tímida como usted cantar delante de miles de personas?
R.- Si uno aprende a resistir la sensación de embarazo y de vergüenza, entonces ya puedes resistir cualquier cosa.
P.- En la canción Future Feminism, del álbum Cut the World, asegura que el feminismo salvará el mundo. ¿Tan horribles le parecen los hombres?
R.- Yo admiro muchos hombres pero la misoginia me agota. El sometimiento de las mujeres y de la tierra son lo mismo. No puede haber justicia para nuestro maltrecho planeta sin una elevación de la mujer.
P.- Culpa a las religiones de desconectar a la humanidad de la naturaleza. ¿Por qué?
R.- Porque las religiones mayoritarias han intentado convencer a los hombres de que el paraíso estaba en otro lugar ajeno a nuestro planeta. Han querido separar siempre el sentido de nuestro destino espiritual del destino del resto del mundo natural.
P.- ¿El mundo de hoy le parece un infierno?
R.- No, al contrario, creo que es el paraíso.
P.- ¿Tiene en mente entrar en el estudio pronto?
R.- Sí, estoy trabajando de hecho ya en un nuevo disco, pero los detalles son una sorpresa. Los dejamos para la próxima entrevista.