Escena de El régimen del pienso, último trabajo de La Zaranda

Álex Rigola, renovado en su cargo como director de la Bienal de Venecia de Teatro el año pasado, ha convertido la capital véneta en un gran laboratorio escénico. Este verano estará operativo desde el miércoles, 30, hasta el 10 de agosto. Las compañías además trabajarán por vez primera en la Corderie del Arsenal (antigua fábrica de cuerdas y sogas para los navíos manufacturados en el astillero veneciano). Rem Kolhaas, que comisaría la sección de arquitectura, les ha cedido este edificio con tantas posibilidades. "Es un espacio muy particular: permite situar al público en infinitas variantes, un hecho que por supuesto determina el lenguaje escénico", señala Rigola.



Por la Corderie desfilarán un puñado de las figuras más singulares del panorama internacional. Algunos impartirán talleres a jóvenes artistas: Mark Ravenhill, Okaras Korsunovas, Lluís Pasqual, Antonio Latella, Falk Richter, Jan Lauwers... A su término exhibirán el resultado de los trabajos al público. En el apartado de residencias, en el que diversas compañías y creadores desarrollarán embriones de sus próximos montajes, estarán Gabriela Carrizo con algunos componentes de Peeping Tom, el Blitz Theater Group, Ricci/Forte, la Agrupación del Señor Serrano, Neil Labute y Nathalie Fillion.



Los ensayos se abrirán de par en par para que los espectadores puedan ser testigos de cómo se cocina una obra de teatro. Nuestra Zaranda también se afincará en la ciudad de los canales para darle forma a su nuevo título, El grito en el cielo. Eusebio Calonge, autor del grupo andaluz, adelanta a El Cultural sus claves: "Abordamos el gran tabú del siglo XXI, la vejez y la muerte, las incógnitas esenciales que se desarrollan en el ser humano, todo de lo que el aparato de poder nos quiere apartar: de nuestro espíritu". Y sentencia: "Es un grito solitario pero radicalmente necesario en una sociedad que da la espalda al ser humano". Lo estrenarán en noviembre en Temporada Alta de Gerona.