Un momento de Medida por medida. Foto: Sergei Yasir
Declan Donellan, su inseparable Nick Ormerod y la compañía Cheek by Jowl vuelven al Teatro María Guerrero tras el impactante Ubu Rey del pasado año, una moderna actualización del clásico de Alfred Jarry. La nueva cita española será, a partir de este jueves, 18, Medida por medida, una producción de la compañía británica con el Teatro Pushkin de Moscú en la que el bardo inglés plantea cuestiones fundamentales de la existencia humana.La justicia, Dios, el poder, el sexo o la muerte son los temas que circulan por una historia que incluye alguno de sus mejores momentos escénicos: "La obra nos traslada a la vida actual y se interroga por el modo de comportarnos en grupo -explica Donellan a El Cultural- . Hay una indagación sobre la forma de vivir en una urbe moderna, donde al tiempo que podemos estar perdidos también existe la posibilidad de reencontrarnos. Nos muestra la dinámica de un mundo burgués en el que el amor siempre llega de forma inesperada. Aparece también la corrupción, no solamente la del Estado, también la de nuestra propia capacidad para ser corrompidos".
Donellan destaca que vamos a encontrarnos putas y monjas, conventos y burdeles. También cárceles: "Está lleno de humor negro, aunque casi tiene un final feliz. Bueno, al menos da la posibilidad de tener algún tipo de esperanza..." El director se enfrenta así a un clásico inglés con actores rusos (y en ruso) para realizar un potente retrato de la Rusia contemporánea. No en vano el trabajo con el Pushkin y su director Evgeny Pisarev es una de las experiencias más gratificantes de su trayectoria escénica. Ha contado además con actores asiduos de la Cheek by Jowl como Feklistov, Kusichev y Khallulina.
Para Donellan, Medida por medida no se dedica a predicar, "pese a que algunas de sus escenas más emocionantes de este intenso thriller indignan más ahora que cuando Shakespeare las escribió". El consuelo de la falsa certeza parece ser, según el criterio del director, parte inseparable de la condición humana. "Sin embargo -concluye-, la obra es esencialmente un enigma. Enloquecedora y escurridiza, tenemos en todo momento la seguridad de que habla de todos nosotros".