Con la claridad aumenta el frío está basada en Mis premios, de Thomas Bernhard

Tras su paso por el Grec 2013 bajo el título Allò de què parlem roman inexplorat (Aquello de lo que hablamos permanece inexplorado) Con la claridad aumenta el frío aterriza en La Abadía de Madrid, a partir del 1 de octubre, con algunas diferencias respecto a la versión catalana. En el estreno de Barcelona se realizó según la versión de Clara Formosa. La de Madrid, con nuevo título, corre a cargo de Miguel Sáenz.



Para Pep Tosar, su director, los cambios obedecen a razones dramatúrgicas que se han producido a posteriori, provocadas por la falta de entendimiento con las salas de Barcelona. "Después de las representaciones en el Espai Lliure, en las que tuvo un reconocimiento muy favorable de la crítica y creo que también del público que pudo asistir, nos vimos obligados a vivir con un rechazo que al parecer se va a prolongar a la presente temporada también".



Mirada implacable y lúcida

"Es como haberse casado con una señorita atractiva y no poder hecer el amor con ella -explica Tosar a El Cultural-. La invitación del Teatro de La Abadía para que podamos consumar el acto en su basílica nos llena de energía. Esa es la verdadera diferencia entre el montaje de Barcelona y el de Madrid". Pese al nuevo emplazamiento, Con la claridad aumenta el frío sigue profundizando en el complejo mensaje de Bernhard. "Cuando escuchamos sus diálogos -aclara el director- nos damos cuenta de que los cimientos de nuestros tiempos, de ese apocalíptico desconcierto que el hombre ha creado para sí mismo, ya eran visibles en su mirada implacable y sumamente lúcida".



Protagonizada por Inma Colomer, Carlos Olalla y el propio Tosar, Con la claridad... está realizada a partir del libro Mis premios, en el que Bernhard relata su relación con los galardones literarios. "Las diferentes narraciones van desde el día en el que se le notifica la concesión hasta la ceremonia de entrega. Ese escenario le permite desafiar, con un sentido del humor inteligentísimo, ese concepto tan vulgar que conocemos hoy bajo el nombre de ‘política cultural'. El tono esperpéntico en el que se desarrollan esas ceremonias durante los actos oficiales -protagonizados por personajes cuya ridiculez, mal gusto e ignorancia son insuperables- nos recuerdan las desazones a las que nos someten nuestros dirigentes culturales casi todos los días".



La relación de Tosar con Bernhard arranca, al menos, en 1994, año en el que participa en el montaje En la meta, de Xavier Albertí. Poco después incluirá en una versión de Ivanov, de Chéjov, un fragmento del discurso que el escritor austríaco escribió para la recepción del Premio Georg Büchner. "Es adictivo. Debe haber alguna manera de explicar esa adicción. Para mí, una de ellas es el humor. Lo que hace tan adictiva su oscuridad narrativa es la ironía con la que expresa la infelicidad".