Khatia Buniatishvili desgrana a Ravel, Chopin y Stravinsky

El festival Clásica x Contemporáneos propone tres meses de conciertos que conectan el potencial de los clásicos con la energía contemporánea. Brendel buceará en Liszt, Beethoven se hermanará con Stockhausen, el bailaor Andrés Marín se arrancará por Messiaen y los saxos de Sigma Project respiráran al ritmo orgánico de Sciarrino...

De pura madera de emprendedor. Ese es el material del que está hecho Xavier Güell. No hay naufragio en que se hunda. Siempre sale a flote y con la moral recobrada para botar nuevas aventuras. Su salvavidas es la pasión que siente hacia la música, que eventualmente ha moldeado desde el podio, como director. "He comprendido hace tiempo que mi misión en este mundo es explicar su misterio", comenta a El Cultural. Desde esa concepción, casi evangélica, impulsó Promúsica, Proyecto Gerhard, Proyecto Guerrero, operadhoy y músicadhoy.



Apoyándose en esta última plataforma, y también en la nueva Fundación Obra Social y Monte de Piedad dirigida por José Guirao y en el Inaem, ha alumbrado el Festival Clásica x Contemporáneos, que arranca el 4 de octubre y se prolonga hasta el 10 de diciembre. Más de tres meses de conciertos (todos en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional) ideados bajo una misma premisa: multiplicar el latido de los clásicos por la energía de la creación contemporánea.



Buen ejemplo de este planteamiento, que empareja a figuras de hoy con otras del pasado, es la apertura del ciclo a cargo Alfred Brendel, el veterano pianista que tras dejar de tocar por sus problemas de audición se ha convertido en un gurú de la divulgación musical. Su disertación se centrará en la Sonata para piano en si menor de Liszt, uno de los compositores que más profundamente ha investigado. "De los pianistas de la última generación, para mí es el que mejor lo ha interpretado, por su concisión técnica y su contención emocional. El exceso siempre me ha parecido la solución más fácil". A su lado tendrá a un discípulo suyo, Louis Lortie, que desgranará la partitura al término de la charla. Y como colofón y cierre de círculo, el también pianista Juan Carlos Garvayo estrenará en España Ancora un segreto, guiño de Mauricio Sotelo al maestro Brendel.



En las parejas conformadas por Güell encontramos del brazo a Stockhausen y Beethoven. "Dos astros con una fuerza solar e iluminadora. Su música te llama y te exige que la escuches, asegurándote que si lo haces serás más feliz y te repondrás de los traumas de la vida. Hay un mensaje de superación en ambos que los hermana, a pesar de pertenecer a mundos sonoros muy diversos. Stockhausen es el Beethoven de la última mitad del siglo XX". En el programa que desgranará Horacio Lavandera, joven promesa de la pianística argentina, ha incluido las Sonatas n° 31 y 23 de Beethoven y, como bisagra, la Klavierstück 9 de Stockhausen.



Del atrevimiento heterodoxo de Güell dan cuenta otros dos experimentos, punta de lanza vanguardista de Clásica x Contemporáneos. Por un lado, el que protagonizará Sigma Project, compuesto por 4 saxofones solistas que se verán arropados por otros 100 saxofonistas para estrenar en nuestro país La bocca, i piedi, il suono de Sciarrino, una obra exhibida en público en contadísimas ocasiones. Esta vez su presentación se aleja de un concierto canónico. La batería de instrumentistas arrancará su actuación en la plaza a la que da la Sala de Cámara.



Poco a poco, cual flautistas de Hamelin, irán entrando en su interior seguidos por el público y se repartirán por el escenario y también por las gradas. La intención es crear un efecto sonoro envolvente. "Es una pieza que forma parte de ese universo orgánico y matérico de Sciarrino, una respiración que se encoge y que se expande", detalla Güell, que la ha escogido para conmemorar el bicentenario del nacimiento del saxofón.



La otra propuesta rompedora consiste en fundir el flamenco con la música culta más simbólica. El bailaor Andrés Marín, dinamitero de las fórmulas tradicionales, se arrancará por Messiaen, en una representación con resonancias trágicas: la partitura que cincelará con su cuerpo será Cuarteto para el fin del tiempo, compuesta por el músico francés durante su reclusión en un campo de prisioneros nazi. "Marín ya ha demostrado su sensibilidad por la música contemporánea. Conoce muy bien a Messiaen y tiene claro el movimiento y el ritmo que debe imprimirle", remacha Güell.



Messiaen alivió los rigores del encierro ensimismado en el trabajo compositivo. Esa faceta terapéutica de la música inspira el festival orquestado por Güell, en el que también concurren Khatia Butianashvili, el Cuarteto Casals... "Sí, creo en su poder salvífico: es un lenguaje que habla directamente al espíritu, capaz de mejorar a los individuos y, por extensión, el mundo en que vivimos".

Cástor y Pólux en el pentagrama

Uno de los reclamos más atractivos de Clásica x Contemporáneos es el estreno mundial del ballet Castor y Pólux de Santiago Lanchares. Será la primera vez que se escuchen de un tirón los catorce capítulos músicales en que el compositor español ha dividido el mito clásico. Su composición ensalza la generosidad fraternal de Pólux, que aceptó perder la inmortalidad a cambio de la resurrección de su hermano Cástor. "Es una obra que refleja el sentimiento mediterráeno: calor, pasión y luz. Con ella retomo mi trabajo de los años 90, una época en que estuve muy centrado en el ritmo y la armonía del lenguaje pianístico", explica a El Cultural. El ballet está escrito para piano pero también para percusión (vibráfono y marimba). El 5 de diciembre en el Auditorio Nacional a las teclas estará Ananda Sukerlán mientras que las mazas serán empuñadas por Miquel Bernat. Lanchares ultima estos días la última entrega, la decimocuarta, que narra con notas la conversión de los gemelos en la constelación de Géminis. "Es un colofón más espacial y estático, en contraste con el dinamismo de los números que le preceden, mucho más movidos", señala. Algunos de estos últimos han sido ya orquestados e interpretados por la Orquesta de RTVE y por la Orcam. Un salto cuantitativo ("y cualitativo", apostilla Lanchares) del que se encuentra muy satisfecho. Aunque sigue anhelando que el ballet cuente con su propia coreografía.