En su variada y novedosa programación, el Teatro de la Zarzuela plantea ahora un doblete que, sólo aparentemente, puede parecer disparatado. Unir en una sola función el musical americano Lady, be good! de George Gershwin y la opereta española Luna de miel en El Cairo de Francisco Alonso tiene su sentido. Aquella es un producto estadounidense de principios de los años veinte, que integraba danza y música y que supuso uno de los primeros grandes éxitos de su creador, artista de refinada pluma y de talento sensacional para, partiendo del acervo popular, construir una narración fluida, animada, poblada de refrescantes melodías envueltas en armonías muy funcionales y directas. El autor de la letra fue el hermano del compositor, Ira. La canción que da título a la obra se hizo popularísima.
Luna de miel en El Cairo supuso en 1943 una especie de lavado de cara de la revista española. Toda la crítica de la época alabó el buen gusto de esta nueva producción, que ilustraba un gracioso texto de Muñoz Román. Era una opereta muy bien concebida que dejaba atrás excesos astracanescos. Un crítico del estreno, recuerda Suárez Pajares, señaló influencias de la opereta americana, que llegaba a nuestras latitudes en formato cinematográfico. Rasgos que indudablemente se mezclaban con los propios de la revista pura y dura y con los de la opereta centroeuropea. La relativa conexión quizá se acentúe en esta producción que se presenta mañana, sábado, 31, en el coliseo de la calle Jovellanos. Emilio Sagi lleva la batuta escénica. Conociendo su fantasía colorista se adivina un espectáculo muy disfrutable, que en lo musical estará servido por el ignoto Kevin Farell. Para Gershwin se dispone de un elenco ad hoc: Jenny Bern, Troy Cook y Letitia Singleton. Alonso estará bien servido por cantantes tan sólidos y experimentados como David Menéndez, Enrique Viana, Manel Esteve, Eduardo Carranza, Ruth Iniesta, Carmen González y María José Suárez.