Joan Matabosch en el Teatro Real. Foto: Antonio Moreno.

Despliegue de erudición entusiasta el que ha puesto en escena Joan Matabosch para presentar la próxima temporada del Teatro Real. La primera en que toda la responsabilidad artística recae sobre su espalda, superadas ya las herencias morterianas. Matabosch ha confeccionado una programación dividida en diversos ejes temáticos: en torno a Shakespeare, a Cervantes (de ambos se conmemorará el cuarto centenario de su muerte) y a el Holocausto y el legado musical judaico. En total, cinco nuevas producciones, cuatro 'importadas' de otros teatros, tres óperas en versión concierto y dos en formato de cámara. "Un abanico espectacular", según el director artístico del teatro.



El curso arrancará con Roberto Devereux de Donizetti el 22 de septiembre. Matabosch ha escogido esta pieza rompedora de un compositor que convivió siempre muy cómodo con la tradición lírica del belcantismo romántico. Pero con este título, que alumbró marcado por el dolor de la muerte de sus hijos, quebró los moldes, acuñando la apuesta más revisionista de su carrera de la que Verdi tomó muy buena nota para desarrollar posteriormente la suya. La producción tiene como aliciente además el debut en el coliseo madrileño de Gregory Kunde, en la piel del conde de Essex.



Le seguirá la Alcina de Händel, nunca vista en versión escénica en Madrid, lo que dota a este estreno de un aura de acontecimiento. Rigoletto (de David McVicar) y La flauta mágica (con el guiño de Barrie Kosky a los orígenes del cine) son dos de las concesiones a los gustos populares, que Matabosch no tienen ninguna atención de desatender.



El guiño a Cervantes tendrá su epicentro en el montaje de El retablo de Maese Pedro, ingeniado por Manuel de Falla a partir de la universal novela cervantina. Josep Vicent gobernará la Joven Orquesta de la Comunidad de Madrid en el foso del Real. Y la dirección artística corresponde a Enrique Lanz, que ha creado unas marionetas gigantes para adaptarse a las colosales dimensiones del coliseo de la Plaza de Oriente. Este estreno estará complementado con la exhibición de El caballero de la triste figura (ópera de cámara firmada por Tomás Marco) en los Teatros del Canal.



Otro de los sin duda platos fuertes servidos por Matabosch será La prohibición de amar, obra de juventud de Wagner apenas conocida y que ofrece una dimensión del compositor germano que chocará con muchos clichés. De hecho, la compuso enardecido por una rabia antipuritana que imperaba en su época. Wagner, a través de la dramaturgia de Shakespeare, en concreto de su irreverente Medida por medida, se concedió un paréntesis de hedonismo meridional, trasladando la trama de Viena a Palermo. Armonías directas y melodías luminosas presiden esta llamativa partitura, que, según Matabosch, ha sido soterrada por Cosima Wagner, encargada de administrar el patrimonio musical elaborado por su cónyuge.



De Wagner también escucharemos/veremos el Parsifal de Claus Guth, que sólo pudo llegar a los grandes teatros europeos a partir de 1914. Coincidió así su difusión con un periodo de absoluto desnortamiento en la sociedad del viejo continente, en busca de un líder carismático que les abriera un nuevo camino. Semion Bychkov ocupará el podio del Real para esta segunda entrega wagneriana.



Este título se inscribe en el bloque temático que aborda la tragedia judía y sus derivaciones musicales. Su núcleo será Moisés y Aarón, de Arnold Schönberg, que con esta ópera reivindicó su prosapia hebrea frente al totalitarismo nacionalsocialista. "Un perfecto ejemplo de lo que los nazis consideraron arte degenerado, por el tema semita y por su tratamiento musical rompedor", ha apuntado Matabosch. Además, el Real acogerá una coproducción con la Maestranza y Palau de les Arts de El emperador de la Atlántida, que Viktor Ullman compuso en el campo de concentración de Terezín, donde incluso empezó a ensayarse.



Varios conciertos rastrearán además la huella norteamericana de Kurt Weill y el propio Shönberg a lo largo diferentes conciertos. La del primero desembocó en Sondheim y el musical de Broadway y la del segundo la ampliaron los vanguardistas como John Cage. Otros montajes de interés son I puritani de Bellini, la Luisa Miller e I due Foscari de Verdi. En este último volverán a coincidir Pablo Heras-Casado y Plácido Domingo como Francesco Foscari.