¿Qué ocurriría si una persona que no puede devolver un préstamo se convirtiera en un zombi o, lo que es lo mismo, sufriera la zombificación por deuda? El Teatro Galileo acoge desde este viernes, 13, Banqueros vs. Zombis, una de las parodias más inteligentes de nuestra coyuntura económica.

De la convulsión del 15M no solo surgió un panorama político nuevo en nuestro país. También removió algunos cimientos creativos, como los de Pilar G. Almansa (Valencia, 1976) y Dolores Garayalde (Salamanca, 1981), que durante aquellos días se empaparon de toda teoría económica que caía en sus manos para intentar comprender la situación. Sólo una pasión desmedida de la segunda por el mundo zombi hizo saltar la chispa que conectó aquellas áridas ideas de oferta y demanda con el mundo de los muertos vivientes.



Así surgió llevar a escena Banqueros vs Zombis, una despiadada crítica a la situación que viven muchas familias que toma como concepto base la "zombificación por deuda" y que ha contado también con el dramaturgo Ignacio García May como tercera pata creativa del montaje. Desde este viernes, 13, el Teatro Galileo mostrará no solo una obra satírica sobre las crueldades del sistema, también contemplaremos una nueva forma de hacer teatro, que integra un potente apartado audiovisual (en el que participan Carlos Hipólito, Emilio Buale, Silvia Marsó y Pepe Viyuela) y una experiencia interactiva canalizada por la aplicación Appgree, gracias a la cual el espectador será tan influyente como un inversor financiero.



Llas leyes del público y del mercado

"Una de las bases del planteamiento era que el público fuera parte activa de la representación, que tuviera un significado dentro de ella -explica Garayalde a El Cultural-. El teatro tiene a los espectadores presentes, que es algo que no pueden aportar ni el cine ni la televisión y, sin embargo, no se suele aprovechar. En Banqueros vs. Zombis la inclusión del público tiene un significado muy potente porque le pedimos que se convierta en el mercado, que juegue a ser el grupo que maneja el cotarro. El audiovisual, además, refuerza la idea de mundo globalizado". Para Almansa, productora de la obra y autora también de Pacto de estado (2010), había que incorporar al montaje los canales de comunicación que el público maneja en su vida cotidiana: "Appgree nos permitía hacer algo inexplorado hasta ahora, como articular de forma comprensible y rápida las ideas del público partiendo de una pregunta abierta. La opción obliga tanto a espectadores como a actores a estar mucho más alerta e implicados que en una representación con cuarta pared. Sorprenderá el diseño de la obra porque no estamos acostumbrados a algo así". El espectáculo comienza en el hipotético Foro Mediterráneo para la Zombificación y las Finanzas. En medio de la reunión llega la noticia de que sacarán la ‘deuda zombi' a Bolsa, una inversión en la que no puede haber pérdidas... "No es la situación económica la que nos hace zombis sino la manera de afrontar esa situación desde los Estados -tercia Garayalde, que integra también el elenco junto a Alberto Basas y Roberto Correcher-. Parece que la cartelera empieza a hacerse eco de la situación que estamos viviendo y esa me parece una gran noticia. Todo ello implica que tanto el mundo del arte como los espectadores lo consideran importante, que reflexionan, que critican, que no se conforman con lo que les cuentan, que necesitan saber y entender por qué están las cosas de este modo. En ese sentido toda crítica siempre será insuficiente".



Ni elfos ni vampiros ni X-Men

¿Estamos pues ante una parodia más de la moda zombi? Para Almansa, en absoluto. El motivo está plenamente justificado dramáticamente: "En nuestro mundo de ciencia-ficción, el zombi aparece como el monstruo que mejor representa las cualidades del trabajador desde el punto de vista del poderoso. Las deudas te zombifican. No te transforman en hombre-lobo, ni en vampiro, ni en elfo, ni en un X-Men porque los zombis son seres cuyas características interesan a ese sector de la sociedad". Según Garayalde, la moda zombi no es azarosa. Cada época tiene sus propios monstruos: "Lo que estamos viviendo es muy similar a lo que sucede en un apocalipsis zombi. Las reglas han cambiado. El tipo de vida que teníamos, los derechos, las aspiraciones... todo se ha trastocado. Carecemos de toda certeza. Vivimos en la incertidumbre". Para apoyar la teoría y práctica del mundo de los muertos vivientes ambas autoras han tomado como referencia el libro Filosofía zombi (Anagrama), de Jorge Fernández Gonzalo, que además aparece en el espectáculo.