Tras la recuperación de una ópera cómica como Carmen de Bizet, el Teatro de la Zarzuela presenta ahora, también en castellano, la ópera bufa La Gran Duquesa de Gerolstein de Offenbach en una edición de Enrique Mejías García a partir de las traducciones históricas realizadas para el estreno en Madrid de 1868, en el Teatro Circo. Se ha basado el musicólogo en la edición crítica de la partitura debida a Jean-Christophe Beck, la gran autoridad actual sobre Jacques Offenbach.



Esperemos que todo funcione mejor que en Carmen. Aquí, de momento, hay una buena base, que es que la dirección escénica, la escenografía, el vestuario y la iluminación corren a cargo de Pier Luigi Pi-zzi. La producción, de 1996, proviene del Valle d'Itria en Martina Franca. La obra tiene su miga pues, en resumen, trata de la corrupción en el poder y desde el poder y plantea una crítica nada velada al espíritu militar, a los valores sociales en extinción. Una sátira en definitiva del régimen francés, muy aplaudida a partir de su estreno el 12 de abril de 1867 en París.



Para esta producción, que se representa desde este viernes (13), se cuenta con una excelente Duquesa: la hispano-francesa Nicola Beller Carbone, una artista de raza. Se alterna con Susana Cordón -cantante muy distinta- y se ve acompañada en la parte principal de Fritz por Andeka Gorrotxategi, tenor viril y oscuro. Cristóbal Soler empuña, con su probado instinto musical, la batuta.