Cuando se anuncia un programa que incluye todas o algunas de las Sonatas del Rosario de Heinrich Ignaz Franz von Biber (1644-1704) se nos alegran las pajarillas: se trata de una colección de partituras de imponente entidad. En 1994 y 2004, años de los aniversarios del nacimiento y de la muerte, respectivamente, del compositor bohemio, tanto tiempo en la corte de Salzburgo, se recuperaron sus obras más significativas, entre ellas las citadas, escritas muy probablemente entre comienzos de 1670 y mediados de 1680.



Son partituras destinadas a los Misterios del Rosario: cinco para los Gozosos, cinco para los Dolorosos y cinco para los Gloriosos. La característica fundamental del ciclo es la aplicación de la llamada técnica de la scordatura a todas las obras menos a la primera y a la última: cada sonata necesita que el violín esté afinado de una manera distinta. De esta forma el autor explotaba la manera en la que las diferentes tensiones afectaban al color sonoro del violín. Se producen, en efecto, sonoridades inesperadas, algunas realmente acres, lo que beneficia la glosa a cada uno de esos misterios y les dan una expresividad que puede llegar a ser lacerante.



Magníficas composiciones que en España se han programado con alguna frecuencia, más de una vez por parte del conjunto La Risonanza a las órdenes del clavecinista Fabio Bonizzoni, a los que recordamos habérselas escuchado en 2004. Es justamente sobre parte de esta serie de obras en torno a las que organiza este magnífico artista su nueva y prometedora visita a Madrid el próximo jueves 26 de marzo, en esta ocasión dentro del subciclo Universo Barroco del CNDM, que en la temporada presente aparece adornado con luces especiales, dada la calidad de los grupos participantes y el interés de las programaciones. Lo novedoso es que en este caso Bonizzoni y sus huestes alternan algunas de las Sonatas de Biber con composiciones de autores del periodo.



Así tenemos, por un lado, las Sonatas L'Annunciazione en re menor, C 90, L'Agonia nel giardino en do menor, C 95, La Crocefissione en sol menor, C 99 y L'Asunzione en re mayor, C 103. Junto a ellas, dos Cantadas de Sebastián Durón, Atiendan, escuchen y Ay, que me abraso de amor, y la Lamentación a solo del Jueves Santo Ergo vir videns de José de Torres. En estas composiciones intervendrá la soprano cubana Yetzabel Arias. La prometedora sesión tendrá lugar en la Sala de Cámara del Auditorio Nacional.