Especial: Lo mejor del año

Lorca y sus amores clandestinos con Rapún, la honra pisoteada y resarcida en Zalamea, el hundimiento de la pareja entre discusiones interminables, la Guerra Fría caldeada sobre un tablero de ajedrez... 2015 deja a su término algunos grandes montajes. Nuestros críticos han elegido La piedra oscura de Alberto Conejero como mejor obra del año, seguida de cerca por El alcalde de Zalamea (Calderón/Pimenta), La clausura del amor (Pascal Rambert) y Reikiavik (Juan Mayorga).

La piedra oscura

Autor: Alberto Conejero. Director: Pablo Messiez. Lugar: Teatro María Guerrero



Alberto Conejero es hoy uno de los dramaturgos más reclamados. Próximamente veremos en la cartelera versiones suyas de El arte de amar de Ovidio, Rinconete y Cortadillo de Cervantes y La odisea de Homero. Su éxito arrancó con un texto propio, La piedra oscura, exhibido en el María Guerrero en enero y repuesto en septiembre por su tremendo tirón. Las entradas para ver el montaje de Pablo Messiez, interpretado por Daniel Grao y Nacho Sánchez, volaban. "Hay que ir más allá de la manida estampa de un Lorca lloroso por los desplantes de Rapún. Reducir una relación tan intensa y compleja a ese retrato es faltar a la verdad. Porque también fueron el uno para el otro y compañeros de caminos teatrales y literarios". Ese deseo, enunciado por Conejero en El Cultural, fue el que le empujó a dedicar varios años de investigación al amante del poeta. El material acumulado lo destiló en una obra que transcurre íntegramente en la celda de una cárcel de Santader. Rapún, malherido por los bombardeos franquistas, rememora los tiempos junto a Lorca. Una emotiva evocación que anuda la garganta de los espectadores.



El alcalde de Zalamea

Autor: Calderón de la Barca. Directora: Helena Pimenta. Lugar: Teatro de la Comedia



Helena Pimenta eligió El alcalde de Zalamea consciente de su atracción popular, un tirón muy difícil de encontrar en otros títulos del repertorio barroco. Fue una de las razones principales por las que se sumergió en la obra de Calderón de la Barca para la reapertura, trece años después de su cierre, del Teatro de la Comedia, la sede original de la Compañía Nacional de Teatro Clásico. El alcalde de Zalamea devolvía a la primera línea escénica a Carmelo Gómez, que firmaba, junto a Joaquín Notario, una sólida exhibición interpretativa. Pimenta rescató las distintas visiones del honor que despliega el texto calderoniano: el honor militar, retratado como una antigualla rancia, que ha perdido su nobleza y que ha desdibujado el alto sentido de la disciplina y la jerarquía, el honor visto por los demás, capaz de azuzar la necesidad de guardar las apariencias, y el honor como algo íntimo e indestructible.



La clausura del amor

Autor y director: Pascal Rambert. Lugar: Teatros del Canal



Cara a cara interpretativo entre Israel Elejalde y Barbara Lennie en esta obra ideada y puesta en escena por Pascal Rambert. El autor francés muestra en carne viva la crudeza del texto y la de sus dos protagonistas, que terminan la función tan exhaustos como desollados. La estructura planteada por Rambert les obligaba a alternar sus "discursos". Con una ruptura sentimental como fondo, él arranca la batalla con una munición dialéctica cargada de resentimiento. Ella, una hora después, y tras encajar el bombardeo de reproches, irrumpe con su réplica paralela. Todo está perdido. El amor queda ‘clausurado'. Sin duda, una de las cumbres escénicas de esta temporada en la que no faltaron fugas surreales.



Reikiavik

Autor y Director: Juan Mayorga. Lugar: Teatro Valle-Inclán



Dos derrotas napoleónicas dan nombre a los protagonistas de Reikiavik, una de las entregas escénicas que Juan Mayorga puso este año sobre el escenario, primero en el del Teatro Palacio Valdés de Avilés, donde la estrenó, y luego en el Valle-Inclán de Madrid. Sus protagonistas, Daniel Albaladejo y César Sarachu, son, respectivamente, Bailén y Waterloo pero sus papeles se multiplicaron casi hasta la extenuación a medida que avanzaba el relato. El autor de La lengua en pedazos sitúa a sus personajes (a los que habría que añadir el interpretado por Elena Rayos) en la tensa coyuntura creada con motivo del duelo ajedrecístico entre Boris Spasski y Bobby Fisher en la capital islandesa en 1972. Con una sencilla puesta en escena (una mesa y una pantalla que enmarcaba las situaciones), Mayorga volvió a mostrar su talento a través de un sofisticado juego temporal capaz de diseccionar el alma humana.



Antígona

Autor: Sófocles. Director: Miguel del Arco. Lugar: Teatro de la Abadía



La razón de Estado frente a la del individuo. Y la desobediencia civil frente a la ley confundida con el poder. Dialécticas a las que Del Arco infundió altísima tensión. Del choque de Carmen Machi (Creonte) y Manuela Paso (Antígona) saltaron chispas. Este montaje abanderó uno de los proyectos escénicos más ambiciosos del año, Teatro de la Ciudad, completado por la Medea de Lima y el Edipo rey de Sanzol.



El minuto del payaso

Autor: José Ramon Fernández. Director: Fernando Soto. Lugar: Teatro Español.



Luis Bermejo en esplendor. La obra de José Ramón Fernández le va como un guante a uno de nuestros actores mejor afinados en los últimos tiempos. Borda ese payaso oscilante entre el gruñido áspero y la ternura inocente, entre la decadencia existencial y el humor inherente a los de su especie. Fernando Soto realza el potencial de un texto primorosamente trenzado: rítmico y pleno de matices.



Atchúusss!!!

Autor: Chéjov. Director: Carles Alfaro. Lugar: Teatro de La Latina.



Adriana Ozores, Malena y Ernesto Alterio, Fernando Tejero y Enric Benavent mostraron la cara más divertida de Chéjov en esta desternillante comedia que Carles Alfaro planteó como un puente entre el vodevil de 1900 de Chejonte (pseudónimo del genial escritor y dramaturgo ruso) y la tradición de revista del escenario madrileño. Lo lúcido y lo lúdico, en uno.



Señor Ye y los dragones

Autor: Paco Bezerra. Director: Luis Luque. Lugar: Naves del Español.



El consolidado tándem Paco Bezerra-Luis Luque manufacturó un montaje ecléctico, donde diversos registros engranaban sin chirriar: el sainete castizo, el retrato costumbrista, la tragedia, el realismo mágico, la denuncia social, el humor vodevilesco... Muy oportuna su indagación de la comunidad chino-española, apenas ‘procesada' por nuestra escena hasta la fecha.



Rey Lear

Autor: Shakespeare. Director: Lluís Pasqual. Lugar: Teatre Lliure



El Teatre Lliure arrancó 2015 con un golpe de autoridad sobre sus tablas, el que dieron Lluís Pasqual y Nuria Espert. El primero orquestando un montaje incandescente. Y la segunda, descomunal, afrontando un nuevo tour de force, el enésimo en su carrera: meterse en la piel del monarca shakespeariano. Lo de ser una actriz encarnando a un hombre quedó en anécdota. La verdadera esencia estuvo en la riqueza total de su interpretación.