Spin, instalación del artista Daniel Canogar

En 2015, por primera vez, el formato digital aportó más ingresos a la industria musical mundial que los discos en formato físico, según revela el informe anual de la Federación Internacional de la Industria Discográfica (IFPI, por sus siglas en inglés). En concreto, la música digital aporta un 45% de los ingresos al sector, superando el 39% de los discos físicos, y en 19 países el porcentaje de los formatos digitales supera el 50 %. Entre ellos se encuentra España desde el primer semestre del año pasado según el informe de Promusicae correspondiente a aquel periodo.



El estudio también informa de un aumento del 10,2 % en los ingresos digitales hasta los 6.700 millones de dólares, con un 45,2 % de incremento en los ingresos de la música en streaming de plataformas como Spotify y similares hasta los 2.900 millones de dólares (se ha cuadruplicado en los últimos cinco años), compensando la disminución de las descargas y los formatos físicos. Como resultado de ello, los ingresos totales de la industria musical crecieron en 2015 un 3,2 % hasta los 15.000 millones de dólares, lo que supone "el primer crecimiento anual significativo en casi dos décadas", señala el informe.



No obstante, "hay una debilidad estructural que subyace a esta recuperación", alerta el informe de IFPI. "La música está siendo consumida a niveles de récord, pero esta explosión del consumo no está devolviendo una remuneración justa a los artistas y a los sellos discográficos".



La directora ejecutiva de IFPI, Frances Moore, afirma que los datos del informe "describen a una industria que se ha adaptado a la era digital y ha emergido más fuerte y más inteligente", pero el hecho de que esta mejora de los datos económicos del sector no llegue a los creadores, a las discográficas y a los propietarios de derechos de autor lanza un mensaje claro: "Se necesita un cambio y el sector de la música mira a los legisladores para que lo efectúen".



El incremento de los ingresos por música en streaming mencionado anteriormente ha supuesto que en 2015, esta modalidad de consumo de música suponga ya el 19% del mercado musical global y el 43% del consumo digital (a punto de superar a las descargas, que actualmente suponen el 45%). En la misma línea, el informe estima que 68 millones de personas en todo el mundo pagan una suscripción para oír música en streaming, mientras que un año antes la cifra era de 41 millones y en 2010 (el primer año en que se calculó este dato), 8 millones.



Por contra, las descargas (legales) de música disminuyeron en 2015 un 10,5 % hasta los 3.000 millones de dólares, de los que casi la mitad corresponden a descargas de álbumes completos.



Por otra parte, los ingresos generados por los derechos de reproducción de música en radios y eventos públicos crecieron un 4,4 % hasta los 2.100 millones de dólares, lo que supone un 14 % de los ingresos totales de la industria. Los ingresos de los formatos físicos (CD, vinilos...) disminuyeron en 2015 un 4,5 %, un descenso menos acusado que en los años anteriores (8,5 % en 2014 y 10,6 % en 2013). Las ventas de discos físicos aún suponen, como anunciábamos al comienzo, un 39% del mercado musical global, y en algunos países siguen siendo la forma preferida de consumo. Por ejemplo, en Japón aún supone el 75 % del total y en Alemania, el 60 %.



La "brecha de valor" que se genera entre el aumento de los ingresos de la industria y lo que realmente ingresan los artistas, sellos y propietarios de derechos se debe principalmente, según la IFPI, a que "algunos de los mayores servicios digitales consiguen evitar las leyes normales que se aplican a las licencias de música. Los servicios de contenidos subidos por usuarios declaran que no necesitan negociar licencias por la música disponible en sus plataformas, o bien pagan tasas artificialmente bajas, amparándose en los llamados "safe harbours" [literalmente "puertos seguros", se refiere a las disposiciones de protección de datos que limitan algunas leyes] que fueron introducidos en los primeros días de internet tanto en la legislación estadounidense como en la europea".