Jose Menese

El artista flamenco, uno de los más importantes de la segunda mitad del siglo XX, falleció el pasado viernes

El cantaor flamenco José Menese falleció el pasado viernes por la noche en su domicilio a las afueras de Sevilla, en el término de Marchena, a los 74 años. Natural de otra localidad sevillana, Puebla de Cazalla, su figura se encuentra entre las más respetadas del flamenco, que empezó a entonar a los ocho años por afición en la zapatería de su padre y en las fiestas populares de su pueblo. Allí conoció a Francisco Moreno Galván, poeta, pintor e intelectual, y también al hermano de éste, José María, crítico de arte, y a los escritores Fernando Quiñones y José Manuel Caballero Bonald. De mano de Moreno Galván, que hasta el día de su muerte colaboró con él como compositor e ilustrador, se trasladó con apenas 20 años a Madrid en los 60 para iniciar una legendaria carrera profesional.



Previamente, Menese, había actuado en el teatro de La Puebla y en el Café Central aunque su debut oficial llegó presentado por Antonio Mairena en el Cine Carretería de Osuna. En la capital española encontró trabajo en el 'tablao' Zambra, junto a nombres como Pericón de Cádiz, Perico el del Lunar, Rafael Romero, Juan Varea y Rosa Durán. A la vez se editó su primer trabajo discográfico, José Menesez (1963), el primero de una extensa discografía que se cerró en 2014 con la publicación de José Menese en la Peña Flamenca Francisco Moreno Galván. Una carrera en la que se rodeó de artistas como Melchor de Marchena y su hijo Enrique de Melchor, Juan Habichuela, Manolo Brenes, Parrilla de Jerez, Perico el del Lunar hijo, Pepe Habichuela y Antonio Carrión.



De sus cantes se destaca la pureza y la fuerza que transmitía. Sus letras, de contenido social y críticas con el régimen franquista, le ganaron enemigos, si bien consiguió burlar a la censura. Su voz clara y desgarrada se alejó de las corrientes de finales del siglo XX, manteniéndose en un clasicismo con vistas al futuro que le consolidó como heredero de Antonio Mairena y le otorgó el prestigio de ser uno de los cantaores más importantes del pasado siglo.



A ello también contribuyó su paso por el teatro Olympia de París, el Palau de la Música de Barcelona o por el Palacio de las Naciones Unidas de Nueva York, junto a la Orquesta Nacional de España. Muestras de reputación junto con sus numerosos premios, entre los que se encuentran La Saeta de Oro de Almería, el Premio Cabal de Plata de RNE o el Galardón Flamenco Calle de Alcalá y "Patriarca del Cante". Su paso pionero por el mencionado teatro parisino o por el Auditorio Nacional de Música de Madrid son un ejemplo de su espíritu divulgador, el mismo que le condujo a cantar en colegios mayores y universidades, lo nunca visto en un cantaor flamenco.



El pueblo que le vio nacer fue también su lugar de despedida el pasado sábado por la tarde, en el Museo de Arte Contemporáneo José María Moreno Galván. Artistas y vecinos se pasaron por la capilla para dar el último adiós al artista. Entre ellos se encontraban personalidades del mundo flamenco como Carmen Linares, Pepa Montes, Ricardo Miño, Calixto Sánchez, Diego Clavel, Raúl Montesinos, o Rubito hijo. A ellos se les unió la vice consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Marta Alonso. Al cierre de la capilla, los restos del cantaor se trasladaron a la localidad de Osuna para ser incinerado en la intimidad. El sábado se decretaron tres días de luto en su localidad natal, aunque en el mundo del flamenco se espera que dure mucho más.