El montaje Ensaio amor, de Nuria Sotelo

El Certamen Coreográfico de Madrid cumple 30 años en una nueva edición que desde hoy hasta el 3 de diciembre acerca la mejor danza contemporánea al Centro Cultural Conde Duque.

Hace ya tres décadas que la bailarina y pedagoga estadounidense Laura Kumin, afincada desde los años 80 en España debido a su pasión por la danza española, fundó junto a Margaret Jova el Certamen Coreográfico de Madrid, que dirige en solitario desde el año 2001. Muchos han sido los cambios desde entonces, siempre enriquecedores, pero la esencia del festival, el objetivo último sigue siendo el mismo que en 1987. "Nuestro cometido es apoyar el talento potencial. El jurado no solo valora lo que ve en escena, sino que dedica horas y horas a hablar con los coreógrafos, interesándose por sus proyectos futuros, y a deliberar", asegura Kumin sobre este concurso para nuevas obras de danza y ballet contemporáneos, abierto a coreógrafos españoles y extranjeros residentes en España.



Este año son catorce los coreógrafos escogidos para participar en el Certamen y mostrar su obra al público, de los que saldrán los ganadores de los principales galardones, seleccionados por un jurado en el que están como representación nacional la coreógrafa Marina Macarell y la actriz y co-directora de Matarile Teatro, Ana Vallés, además de otros tres profesionales extranjeros. La selección se hace a través de vídeos porque los medios de los que disponen, explica Kumin, no llegan para hacerlo en directo. "Se busca el potencial de una voz propia, un creador que tenga un toque individual, algo especial que decir, aunque la pieza presentada no esté perfecta", añade.



Incluso aunque esté sin terminar, pues además del circuito de competición, el Certamen destaca por las llamadas actividades paralelas, como el proyecto "Me, Myself& I" una iniciativa pensada para brindar visibilidad y contacto con el público a solos en estado de germen, es decir, piezas coreográficas de un solo intérprete en su etapa inicial de creación, cumple su tercera edición. De esta iniciativa surgió en su día una de las dos compañías invitadas de esta edición, Natalia Fernandes, que actuará con su pieza Anatomía y estrategia, seleccionada el año pasado en este proyecto de solos en estado de germen "Me, Myself& I" para seguir desarrollando su propuesta y presentarla en esta edición.



Carmen Larraz interpretando Luces y sombras

La otra compañía invitada trae uno de los platos fuertes de este festival, el montaje ELTENI, una coreografía-homenaje compuesta por 30 bailarines e inspirada en el visionado de las piezas que han sido primer premio en estos 29 años e ideada por cuatro coreógrafos participantes en anteriores ediciones del Certamen: Lucía Marote, Begoña Quiñones, Verónica Garzón y Joaquín Abella. "El título significa perdurar en esperanto, y es fruto del propio Certamen, lo que para mí es un detalle muy importante. Además supone una lectura sobre la relación entre dos generaciones de bailarines y una reflexión sobre como cuidamos el patrimonio dancístico y como traspasamos los conocimientos, apunta la directora. "Es muy emocionante ver cómo los jóvenes se acercan a obras que fueron creadas antes de nacer ellos".



Laura Kumin lleva muchos años en el mundo de la danza y ha asistido a un cambio en la manera de formación de los jóvenes dentro de esta disciplina que se hace evidente mirando hacia atrás tres décadas. Por un lado, diferencia entre la preparación para la profesión y, por otro, en cuanto a cómo manejar sus carreras y su futuro. En torno al primero de los casos cuenta que ahora "se nota en los bailarines la participación en proyectos de formación reglada, algo evidente a nivel técnico", asegura, añadiendo que ahora los intérpretes estudian múltiples maneras de preparar el cuerpo, un cuerpo menos académico. "Además, desde la crisis existe la necesidad de abrirse a un entorno mucho más global, aumenta la movilidad de los artistas y su precariedad, pero no desaparece la inquietud creativa". Un cambio que se percibe también en las temáticas de las obras, mucho más volcadas a cuestiones sociales y grupales antes que personales y a fomentar los aspectos más performativos y dialogantes con otras disciplinas.



En esta dirección se mueven otras dos de los talleres paralelos programados para las jornadas de esta edición. Por un lado, uno de ellos conjuga la danza con el periodismo. Dos disciplinas, aparentemente, diferentes que tienen su punto de encuentro en una nueva aportación de esta edición, el taller de comunicación "¿Cómo se mueve la Danza?", actividad dirigida a profesionales del sector que quieren conocer los conceptos básicos de comunicación para difundir y hacer llegar sus creaciones a los medios y al público general. A la que se une, ya en su novena edición, el taller de periodismo y danza "Palabras en movimiento" en el que se tiene en cuenta el interés de acercarse a la danza desde la escritura. De este modo,asegura Kumin, "se abre las puertas a los periodistas para entrar en la danza y a los coreógrafos en el proceso de escritura".



Un momento de #7fm, de Iker Karrera

"Cada año vamos creciendo en cuanto a proyectos, todos relacionados con la esencia de los objetivos, apoyar a los creadores, al potencial creativo y crear dialogo entre los diversos componentes del tejido dancístico". Como ejemplifica la iniciativa "A Hundred. An exploration of mapping contemporary dance resources in Europe" de la European Dancehouse Network, un proyecto que identifica y reúne diferentes recursos de danza contemporánea en Europa y que llega por primera vez a España de la mano de Elisabetta Bisaro y Natalia Álvarez Simó. También se aborda, como es habitual, el aspecto pedagógico con el proyecto "Esto no es un selfie", un taller de creación para adolescentes, incluido en su horario lectivo, que utiliza el cuerpo como herramienta de expresión para generar una reflexión crítica a través del movimiento sobre lo que significa auto-fotografiarse y la relación que ello tiene con la identidad y la imagen.



"La verdad no imaginaba en su día que íbamos a llegar hasta aquí, pero soy una persona muy tenaz y he visto que el proyecto da frutos e incide de una manera importante en la profesión, lo que supone el aliciente para seguir", valora Kumin al reflexionar sobre la historia del Certamen. "Estoy tan inmersa en todas estas actividades que me cuesta tener un poco de distancia, pero cuando miro lo hecho es un orgullo". Aunque dice echar de menos políticas culturales a largo plazo, "que se pueda planificar el futuro sabiendo que el nuevo equipo no echará por tierra sistemáticamente lo anterior. Hay personas en algunas instituciones que tienen esa preocupación, pero la estructura dificulta su labor". Una pena, se lamenta, en un país como España, rico en creadores y pobre en público, "ya que hay pocos sitios con una programación estable de danza. En otros países donde la danza es parte normal de la educación reglada, esa distancia con el público no existe. La danza es un lenguaje universal, así que no se puede esgrimir como argumento que no se entiende. Hay un público potencial muy grande aún por activar".