No se trata de la primera vez que un cuadro se convierte en una pieza de otra disciplina. Como ejemplo está la película La dama de oro, basada en un cuadro de Gustav Klimt o el espectáculo que propone el Niño de Elche con un tríptico de Francis Bacon como telón de fondo. Y quizá más de uno haya pensado alguna vez en las pinturas de Edward Hopper; qué subyace e imaginarse lo que los protagonistas se estarán diciendo, de dónde vienen, qué van a hacer después. Resulta un ejercicio divertido que el cineasta Gustav Deutsch hizo en 2014 con Shirley. El mismo año en el que la compañía Los Bárbaros fue galardonada con el Premio de Teatro Calderón de la Barca por su adaptación a las tablas de la pintura Summer Evening y que ahora recala en la Sala Cuarta Pared durante tres días consecutivos.
El texto de Javier Video Alós lo llevan a la vida Salvador Bosch y Sara Martín bajo la dirección de Miguel Rojo. En la pieza un chico y una chica conversan en un porche pero, ¿de qué estarán hablando?. La obra esconde cuantas historias se pueden imaginar y todas ellas son diferentes pero están unidas por una milésima de segundo: el inicio. El arranque siempre es el mismo, ellos dos conversando y de ahí que cada uno imagine. ¿Será una pareja?, ¿hermanos?, ¿primos?, ¿amigos?. Mil historias en una. En este caso se trata de una pieza contra el destino y la necesidad y en un montaje con diversos planos donde algunos buscarán la ruptura, otros la conciliación. Pero todos ellos esconden una crítica. Como cada propuesta de Los Bárbaros, Summer Evening también viaja de lo cotidiano a lo inesperado pero siempre con una nota de humor.