Foto inédita de Bimba Bosé. Josetxu Miguel

Desde las portadas de las revistas de moda, desde la frivolidad del papel couché, desde las herramientas más galácticas de photoshop nos inundan nuestros ordenadores, nuestras tablets, nuestras casas y las peluquerías unisex, estas últimas grandes prescriptoras de nuestros tiempos; tiempos moribundos herederos de un pasado reciente más provocador, agitados gracias a las peleas de los hermanos Gallagher, Kate Moss y también Bimba Bosé.



Bimba, un ser radiante hecho a sí mismo, como en el más común de los sueños americanos, ha dejado de estar entre nosotros, con el desasosiego que deja una muerte de alguien que es más joven que tú, que siempre fue más joven que tú, aunque tuviera veinte, treinta años más que los que realmente tenía, apenas 41.



En España, el inconformismo provocador suele estar representado por un grupo de artistas que rozan el intrusismo, que propone una tendencia irreverente, icónica, a través de los personajes que inventan de sí mismos, o que creemos que inventan de sí mismos de tan inusual que resulta su oferta; pensamos en Tino Casal, Mario Vaquerizo, Alaska o el que pudiera ser padre de todos ellos, esta vez sí, por su calidad artística, Pedro Almodóvar. Y son fieles a su personaje hasta el final de sus días, hasta el punto de entrar en simbiosis con él, una carga pesada que muy pocos son capaces de llevar, de llevar bien.



Bimba Bosé, modas aparte, forma parte de este elenco: "Lo Bosé es echarle un par de narices, echarle morro, echarle ganas a la vida", decía Bimba en su presentación oficial como cantante en el show de su tío Miguel (Papito) en Televisión Española, apenas empezado el siglo XXI.



De una familia con inquietudes artísticas, en el foco eterno, sale esta musa andrógina de Gucci, una de las marcas valedoras de Bimba. Porque el foco ya apuntaba a su vulnerable cunita de bebé, hasta que los desfiles y la moda le invitaron a dar el paso, al igual que Cocteau lo hizo con Luis Miguel Dominguín, al igual que Modigliani lo hizo con Cocteau. La familia Bosé siempre me recordó a Cocteau.



Desde su carrera musical con The Cabriolets hasta sus últimos años de lucha contra el cáncer que se la ha llevado, todo ha sido marca Bimba, no ha dejado de ser ella misma, o, al menos, nos ha dejado esa impresión. Un andrógino y bello ser, único, mucho antes de que la fluidez de género se convirtiera en mainstream, más preocupada por un día a día conforme a sus ideas que por trascender en el mundo del arte a sabiendas de que esto último nunca está en mano del artista. Nos dice adiós casi como nos lo dijo Freddie Mercury. Fue un gran placer, Bimba.



@daviddemipage