Lulú, la seducción hecha carne
Los protagonistas de Lulúdurante un ensayo. Foto: Manuel Cañabate
Paco Bezerra estrena en el Teatro Cervantes de Alcalá, Lulú, una reflexión acerca del universal personaje de la femme fatale que, remitiéndose a los orígenes primigenios del mito, intenta rendirle cuentas a la visión misógina y patriarcal de la que la mujer nunca ha conseguido desprenderse.
La Lulú que concibe Bezerra es una mujer y al mismo tiempo todas: Lilith, Eva, Pandora, Helena, Circe, Salomé, Judit, Dalila, Jezabel, Nora..., "mujeres insanas, mitos de la maldad femenina que ha parido la historia desde el advenimiento de la sociedad patriarcal", y que han servido de inspiración al dramaturgo. A lo largo de los siglos, los varones siempre han fantaseado sobre la condición de la mujer como entidad demoníaca. "Me atrevería a decir que la principal causa de esta visión es la religión. En los libros sagrados de las grandes religiones, libros curiosamente escritos por la mano del hombre, la mujer siempre se ha retratado como un ser inferior al hombre".
Aunque además de la religión, en la que quedó marcada como la portadora de la primera mancha, como el primer ser humano pecador, también la literatura y las artes, especialmente durante el siglo XIX, han contribuido a la creación de este mito incrustado en el imaginario popular desde las tradiciones más antiguas hasta nuestra época. Reflejos, que podemos advertir en nuestro día a día, como recuerda Bezerra: "Hace tres días una chica de 25 años fue quemada en una hoguera en Nicaragua, por un grupo de fanáticos religiosos, tras creer que se encontraba endemoniada".
En esta ocasión, María Adánez se mete en la piel de una Lulú un tanto diferente a la que hayamos podido conocer en otras obras de teatro. La trama arranca cuando Amancio, viudo y dueño de una plantación de manzanos, tras encontrarse a una mujer, herida e inconsciente, tendida bajo un árbol; la atiende y la invita a descansar en la casa en donde vive junto a sus dos hijos varones. Mala idea. "Lulú esa mujer que encarna todos los miedos del hombre y que es la culpable también de todos sus males. Esa mujer que, a través del sexo, lleva al hombre a la perdición", explica Bezerra. Pasado el tiempo, y una vez que la mujer, aquejada de amnesia, logra integrarse en el hogar, los tres hombres, condicionados por el enorme magnetismo que ésta desprende, le proponen dar un paso más en la relación y ella declina la oferta. A partir de ese momento el hombre y sus dos hijos comenzarán a experimentar una serie de insólitos y misteriosos sucesos contra los que tendrán que luchar.
María Adánez es Lulú, un trasunto de las mujeres fatales de la historia
¿Mito o realidad?
"La mujer fatal es la que se ve una vez y se recuerda siempre. Esas mujeres son desastres de los cuales quedan siempre vestigios en el cuerpo y en el alma. Hay hombres que se matan por ellas; otros que se extravían". La cita es de la novela La cara de Dios, de Valle-Inclán, pero ejemplifica el punto de partida reflexivo que aborda Bezerra, que pretende responder a una pregunta clave. ¿La mujer fatal es mito o realidad? "La obra se remonta a los orígenes más primigenios del mito, y avanza con él hasta la actualidad, intentando rendirle cuentas a la visión misógina y patriarcal con la que éste fue creado y de la que la mujer nunca ha conseguido desprenderse".He ahí el quid del montaje. ¿Existe realmente este arquetipo de mujer dañina y seductora, de femme fatale, o, por el contrario, ha sido creada por la necesidad y la mano del varón para cargar sobre ella la culpa y responsabilidad de todos los males que a estos les ocurren? Bezerra opina que "como todo en la vida, depende de quién te cuente la historia. Las cosas habrán sucedido de una manera o de otra. El que es héroe nacional por haber derrotado al enemigo, para el país vencido es un tirano", reflexiona.