Mateo Feijóo y Celia Mayer en la presentación de la nueva programación teatral de Matadero. Foto: Álvaro López del Cerro
Tensa la puesta de largo de la programación de Matadero para lo que queda de temporada. Mateo Feijóo ha sido testigo de la resistencia a su proyecto por parte de un sector del gremio escénico, que defiende el teatro como una expresión literaria y que siente que se les ha usurpado un territorio clave en la difusión de su trabajo. Ya lo había avisado el nuevo director artístico de espacio de Legazpi, hasta hace poco vinculado al Teatro Español: el texto sería sólo una herramienta más en su propuesta mestiza, multidisciplinar y transversal. Algo que ha confirmado al voltear sus cartas. La danza y la performance tendrán un lugar preferente en un espacio rebautizado como Centro Internacional de Artes Vivas.Será la histórica bailarina y coreógrafa alemana Susanne Linke la que abra la nueva era el próximo 10 de marzo. Esta pionera de la danza expresionista y el teatro-danza contemporáneo, coetánea de Pina Bausch, con la que trabajó en el Folkwang Transtudio, mantendrá una conversación con su colega portugués Rui Horta en el Salón de Grados de la Universidad Carlos III. Esta charla tendrá continuidad con el estreno mundial de un documental que recorre su trayectoria el sábado 11 marzo en la Nave 10 de Matadero y una exposición centrada en los 30 años de la historia del teatro-danza en Alemania.
Pero el capítulo artístico ha quedado soterrado por la polémica. Los nombres de Fernando Arrabal y Max Aub han desaparecido de los carteles de las salas. Fueron los que les dio Juan Carlos Pérez de la Fuente. Los nuevos responsables de las Naves de Matadero pretendían eliminarlos. El aluvión de protestas que ha originado esa decisión ha provocado que interceda la alcaldesa Manuela Carmena, que ya ha remitido una carta tanto a la Fundación Max Aub como a Fernando Arrabal para asegurarles que los mantendrá como hasta ahora. Eso sí, no ha quedado claro si en los carteles de la entrada de las salas volverán a aparecer.
La delegada de Cultura del Ayuntamiento Celia Mayer ha querido trascender la polémica y concentrarse en el proyecto que encabeza Feijóo, advirtiendo que es la primera vez que Madrid dispone de "un espacio dedicado a las artes escénicas más vanguardistas y experimentales". También ha querido resaltar el cambio de modelo de financiación de la compañías que trabajen en él, que ahora no quedarán al albur de taquilla sino que estarán respaldadas por el presupuesto de Madrid Destino para Matadero (1,2 millones de euros para esta temporada).
Feijóo, por su parte, ha denunciado que en España hay dos graves problemas que también ejercen su efecto negativo en las instituciones artísticas. Por un lado, ha mencionado el miedo, "que hace que nos dejemos de hacer preguntas y abordar la diferencia entre sentimiento y realidad. El poder, el Estado, los padres siempre temen lo desconocido, tratan de protegernos para que no nos aventuremos más allá de la frontera de la lengua, de la cultura que entendemos como propia, del territorio que también asumimos y construimos como propio". Y por otro, el ruido, "que no nos deja ni pensar ni escuchar ni contemplar". La suma de ambos, el ruido y el miedo, da como resultado la sociedad opinativa: "todos opinamos constantemente pero no ofrecemos soluciones".
Feijóo, que, dice, aspira a escapar de esa deriva, también ha explicado que su programación se articula en tres recorridos. Uno primero interdisciplinar, en el que el proceso es más importante que el resultado. De hecho, la exhibición no es el fin necesariamente último. Una filosofía que contrasta con la a su juicio obsesiva pretensión de "vender espectáculos cerrados". La segunda es la producción y coproducción, destinada sobre todo a "dar visibilidad a artistas marginados e internacionales". Ha puesto como ejemplo su trabajo previo con Rocío Molina y Angélica Liddell, "que siguen trabajando mucho más fuera que dentro de España". Y la tercera es la exhibición, "en su sentido más amplio": apunta que el fruto final puede ser un montaje pero también una película, un libro, un debate, un mural (como el que pintará Aitor Saraiba)...
Su objetivo es dar "tranquilidad y respiración" a los creadores que convoque en el Matadero durante su mandato. En los próximos meses estarán el coreógrafo Trevor Carlson, que presentará Not a Moment too Soon, y Manuel Fernández Valdés, que estrenará Angélica (una tragedia), documental sobre la dramaturga y directora Angélica Liddell. Además, la compañía italiana Motus mostrará MDLSX. Y el dramaturgo y director rumano Milo Rau traerá Five Easy Pieces. Feijóo, que ha decidido prescindir del Frinje, ha señalado que su principal modelo para esta nueva etapa es el espacio Centquatre-Paris. "Quiero profundizar en la investigación de nuevos lenguajes escénicos poniendo al individuo en el centro", ha sentenciado.
@albertoojeda77