Una imagen de la obra.

El Fernán Gómez celebra su 40 aniversario con el montaje de Las bicicletas son para el verano, adaptado y dirigido por Cesar Oliva e interpretado por un elenco encabezado por Llum Barrera y Patxi Frytez.

El Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa celebra su 40 aniversario con el montaje de Las bicicletas son para el verano, la obra teatral más significativa y celebrada del autor que da nombre al centro desde el año de su muerte, 2008. El montaje, que vuelve a dar vida sobre el escenario a la familia de clase media de Don Luis y Doña Dolores en el Madrid de la guerra civil, está dirigido por Cesar Oliva, que firma también la versión del texto, e interpretada por un reparto encabezado por Llum Barrera y Patxi Freytez, y completado por Esperanza Elipe, Álvaro Fontalba, Teresa Ases, Agustín Otón, María Beresaluze, Adrián Labrador, Ana Caso y Lola Escribano.



Según explica el productor de la obra, Juan Pedro Campoy, todo surgió de la manera más informal. "Estábamos haciendo aquí en el Fernán Gómez Ninette y un señor de Murcia y después de una función nos fuimos a la cafetería a tomar una cerveza. En la segunda que pedimos alguien de la dirección me dijo que al año siguiente, en 2017, el centro cumplía 40 años. Y en la tercera cerveza le dije que por qué no hacíamos Las bicicletas son para el verano. Y no sé si fruto de la cerveza o simplemente porque la idea era buena, el asunto terminó por llegar a buen puerto".



A partir de ese momento el equipo de La Ruta Producciones se puso manos a la obra para dotar al montaje de una factura digna del recuerdo de la obra y del espacio que les acogía. Para ello dejaron la adaptación y dirección del texto en manos de César Oliva, que también estaba al frente de aquel Ninette y el señor de Murcia. "Para mí ha sido un regalo", explica Oliva. "Las bicicletas son para el verano es un referente imprescindible para el teatro del siglo XX, una de las tres o cuatro mejores textos de esos 100 años. Y cuando te lanzan la idea de hacer una obra de esta envergadura uno se tiene que meter de lleno… Después ya vas viendo cómo".



La idea fundamental que ha guiado a Cesar Oliva en su adaptación de Las bicicletas son para el verano era, en primer lugar, respetar al máximo el texto del autor, sobre todo en su concepto dramatúrgico: vivir la guerra civil española a través de una familia de clase media. "Ese es el gran invento de Fernán Gómez", explica el director. "Pero después estaba el problema de que en las condiciones actuales del teatro en España era imposible contar con un elenco como el que exige Fernán Gómez. Al final son diez intérpretes, algo no demasiado disparatado en un momento en el que el teatro español vive de monólogos y de obras de dos o tres personajes".



La obra de Fernando Fernán Gómez comienza días antes de la sublevación del 18 de julio, y termina poco después del 1 de abril de 1939 y ofrece una mirada alejada, pero certera, de cuanto vivió la España de entonces. El enfoque principal procede de la perspectiva de Luis, el chico que pide a sus padres una bicicleta para ese verano del 36. "Todo texto dramático necesita revisiones, que no quiere decir cambios sustanciales", opina Oliva. "Como adaptador, tienes que tener la habilidad y la finura para que las cosas que quites estén muy justificadas y no dañen a la columna vertebral del texto". Por eso se han suprimido ciertas escenas y conflictos secundarios que contaron con el apoyo de Emma Cohen antes de morir.



Las bicicletas son para el verano se estrenó el 24 de abril de 1982 en el Teatro Español de Madrid, con puesta en escena de José Carlos Plaza, y con gran éxito de crítica y público. Este montaje se trasladó del Teatro Español al Centro Cultural de la Villa, donde permaneció cerca de tres meses. Dos años después pasó a las pantallas con dirección de Jaime Chavarri. En 2003, Luis Olmo volvió a llevarla a la escena, continuando la excelente aceptación de la primera versión. "A mí se me planteaba el reto de cómo hacer hoy este montaje", asegura el director. "El montaje emblemático y para mí magnifico de José Carlos Plaza incidía mucho en los elementos realistas. Sin embargo el teatro actual, en su eterna búsqueda de nuevos recursos, retos e ideas, nos encaminaba hacia un tipo de puesta en escena más simbólica. Esto está relacionado con una reivindicación de la memoria histórica y con la idea de que no debemos olvidarnos de lo que pasó del 36 al 38".



"Hay mucha gente que piensa que somos unos pesados por hablar de la guerra civil y después se van a ver la enésima película de la guerra de Vietnam…", opina Llum Barrera, que interpreta a Doña Dolores. "¿Por qué no podemos revisitar esta parte tan importante de nuestra historia? Resulta incluso necesario cuando hablas con gente joven que no tiene muy claro quiénes son Franco o José Antonio. Hay que explicar todas estas cosas".



@JavierYusteTosi