Image: Wolfgang Rihm, compositor sin credo

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Wolfgang Rihm, compositor sin credo

La Orquesta Nacional le dedica este jueves su Carta Blanca, donde sonará su Concierto para trompa y Gejagte Form

15 marzo, 2017 01:00

Wolfgang Rihm

La serie Carta Blanca de la Orquesta Nacional, nacida durante la titularidad de Josep Pons, ha supuesto una de las iniciativas más interesantes de los últimos años. Gracias a ella hemos podido introducirnos en los entresijos de la obra de algunos de los compositores más importantes de nuestro tiempo. Por ella han pasado Cerha, Dutilleux, Benjamin, Glass, Adams, Pärt o, entre nuestros autores, Halffter y Guinjoan. Esta temporada la propuesta, que usualmente se traducía en tres conciertos, que combinaban cámara y sinfónico, ha quedado reducida a una sola sesión extraordinaria, que reviste sin duda un gran interés, ya que recae en el alemán Wolfgang Rihm, nacido en Karlsruhe el 13 de marzo de 1952.

Compositor de gran solidez, de magnífica formación, que aprendió de Stockhausen la técnica para manejar enormes fuerzas encontradas y a regular sus obras de piano en series de Klaverstück. Klaus Huber lo adiestró en el empleo del silencio y en la creación de intensas superficies. Rihm es un compositor muy creativo, caudaloso, variado y proteico, que no se acoge verdaderamente a ningún credo concreto y que posee, por encima de todo, una potencia avasalladora. Para él, afirma Ulrich Dibelius, "todo cuanto sucede en la música está lleno de tensiones y misterios, de significados oscuros, es todo un mundo mitológico, insondable, atávico. Es proclive a expresar el doloroso desgarro de la existencia humana. La música es para él el medio de proporcionar claridad, no en el sentido de orden u organización que obedeciese a una serie de principios constructivos, sino al contrario: compleja, ambigua, multilateral, con aristas y contradicciones".

En este concierto extraordinario, que tiene lugar en el Auditorio Nacional este jueves a las 19:30, se podrá escuchar una original partitura del maestro germánico, Gejagte Form, de 1995/2002, en su segunda versión, obra de planteamientos especulativos y de sonoridades agrestes y cortantes, de tejido instrumental variado y excitante, de unos 15 minutos de duración. Luego sonará el Concierto para trompa de 2014, que tendrá como intérprete a Stefan Dohr, que fue quien lo estrenó en su momento junto a la Filarmónica de Berlín, de la cual es primer atril. Obra de hábil construcción que plantea ostensibles dificultades para el solista. El concierto se cierra con el arreglo para orquesta sinfónica de Schönberg del Cuarteto en sol menor op. 25 de Brahms.