Miembros de Professor Cunningham, The Hop´sh Bam Connection y Gentlemen & Gangasters, juntos en la última jam del domingo. Foto: FDQ

The World Jam ha hecho de Madrid la capital mundial del jazz y del swing durante este fin de semana. Con solo tres ediciones, su ambiciosa programación lo ha convertido ya en uno de los festivales europeos de referencia para los amantes de los estilos clásicos del jazz y para una inquieta comunidad de bailarines aficionados y profesionales de lindy hop, el estilo de baile asociado a ellos.



El festival, que se distingue de otros similares porque concede tanta importancia a la música como al baile, ha contado con algunas de las mejores bandas del momento, como Professor Cunningham & His Old School, de Nueva York; The Hop'sh Bam Connection, de Bélgica; Gentlemen & Gangsters, de Suecia; y, por primera vez en Europa, Jonathan Stout & His Campus Five, de Los Ángeles, acompañados por la cantante Hillary Alexander. En incontables pases y jams conjuntas, los músicos exhibieron su dominio del repertorio clásico, de las particularidades técnicas y expresivas de cada estilo -del hot jazz al boogie woogie, pasando por el blues- y su capacidad para improvisar.



Desde el miércoles, en diversos escenarios de la capital como la sala Clamores y el Círculo de Bellas Artes, se sucedieron las fiestas, conciertos acústicos, batallas de bandas, competiciones de baile (conocidas como Jack & Jill) y una marching band al más puro estilo Nueva Orleans por las calles del centro que despertó la curiosidad de paseantes y turistas.



En la noche del domingo, un jurado formado por promotores musicales otorgó los Swing Music Awards, muy repartidos entre las bandas participantes. Fueron premiadas, en sus respectivas categorías, la sólida sección rítmica (batería, contrabajo y guitarra) de Jonathan Stout & His Campus 5 y la sección de vientos de Gentlemen & Gangsters. El líder y trombonista de la banda sueca, Henrik Johnsson, se llevó además uno de los premios más preciados, el Peer Award, ya que es concedido por todos los músicos participantes en la competición. Al recoger el galardón, lo brindó a los padres fundadores del movimiento: "Lo que hacemos es un homenaje a los grandes maestros de los años 20 y 30. Nunca dejéis de escuchar sus discos".



Por su parte, el trompetista Noah Hocker, de la banda de Jonathan Stout, ganó el premio al mejor solista, mientras que el carisma del Professor Cunningham & His Old School se vio recompensado con el premio del público. La banda repite así el éxito de la pasada edición, en la que recolectó la mayoría de los galardones.



Concursantes de la Jack & Jill durante la competición en el Círculo de Bellas Artes. Foto: TWJ

Lindy hop, más que una moda

Antes de convertirse en los años 30 en un género de masas, el swing dio origen a un vigoroso estilo de baile llamado lindy hop, nacido en torno a 1927 en el famoso Savoy Ballroom de Harlem, Nueva York, y toma su nombre del primer vuelo transoceánico, una hazaña que realizó en aquel año el piloto Charles Lindbergh. Este estilo de baile creado por bailarines afroamericanos evolucionó a partir de estilos precedentes como el charleston, el tap (claqué) y el cakewalk y se volvió cada vez más espectacular incluyendo acrobacias aéreas.



Con el declive del swing y de los salones de baile en Estados Unidos, los estilos de baile asociados a él también perdieron su popularidad, hasta que en la década de 1980 un grupo de bailarines suecos iniciaron su resurgimiento al contactar con Frankie Manning, uno de los bailarines legendarios del Savoy, y le convencieron para calzarse de nuevo los zapatos y empezar a impartir clases. Así nació un revival que fue extendiéndose de nuevo por Estados Unidos y especialmente por Europa y que hoy cuenta con miles de aficionados y escuelas de baile.



@FDQuijano