Thelonious Monk tocando en el Ronnie Scott's Club de Londres en 1970
En su ensayo
Cómo escuchar jazz, Ted Gioia dice que ya "no quedan héroes" o, mejor dicho, "hay héroes locales en todas las partes del globo". En el mapa del jazz contemporáneo hay una variedad inmensa y multitud de estilos vigentes, pero en épocas anteriores sí que hubo héroes. Cuando nació el bebop,
"los hipsters se cuadraron ante Parker, Gillespie y Monk", los fundadores, a principios de los cuarenta, de este estilo desbocado que lleva hasta el límite las posibilidades armónicas, rítmicas y melódicas del jazz. Hoy, 10 de octubre, se cumplen cien años del nacimiento del tercero de ellos, el mítico pianista Thelonious Monk (1917-1982). Poseedor de un estilo único e iconoclasta que inspiró a las generaciones siguientes, Monk es además el segundo compositor de jazz más grabado por otros artistas -solo por detrás de Duke Ellington-, legando al repertorio jazzístico estándares como "'Round Midnight", "Blue Monk", "Straight, No Chaser" y "Well, You Needn't".
Monk nació en Rocky Mount, Carolina del Norte, pero la familia se mudó a Manhattan cuando él tenía cinco años. Empezó a tocar el piano a los seis años y prácticamente toda su formación musical fue autodidacta. Aprendió a tocar en fiestas y conciertos de Harlem y a los 16 años se fue de gira con un grupo de artistas evangélicos. A su regreso, entró como
pianista residente del Minton's, el club neoyorquino donde desarrolló su estilo e inventó el bebop junto a otros jóvenes músicos que se convertirían en leyenda, como Charlie Parker y Dizzy Gillespie.
Pero a Monk no le interesaba "el virtuosismo superficial ni el ostentoso estilo improvisatorio" de otros exponentes de esta corriente, como señala Gioia en su exhaustiva
Historia del jazz. Su estilo al teclado era percusivo, a veces deilberadamente dubitativo, dominaba las disonancias y las estructuras armónicas ambiguas; sin embargo,
su música era menos difícil de lo que aparentaba. Aun así, fue un incomprendido durante mucho tiempo: "Es posible que los medios del espectáculo apodaran a Thelonious Monk el 'sumo sacerdote del bop' [juego de palabras con su apellido, que significa 'monje' en inglés], pero durante muchos años pareció que su ministerio solo tenía un creyente verdadero, él mismo, mientras
muy pocos llegaban a entender los peculiares mandamientos excéntricos de su secta", explica Gioia.
De hecho, a pesar de haber protagonizado siendo muy joven el nacimiento del bebop, fue menospreciado por buena parte de la crítica y su carrera entró en declive a finales de los cuarenta, pero
en 1951 inició su renacimiento. En los quince años posteriores, grabó numerosos discos para los sellos Blue Note, Prestige, Riverside y Columbia, y se convirtió en el cuarto músico de jazz que apareció en la
portada de la revista Time (antes que él lo hicieron Louis Armstrong, Duke Ellington y Dave Brubeck).
Aunque sus colegas
beboppers prendieran fuego a la herencia recibida de las generaciones anteriores,
Monk exhibía sin complejos su dominio de la tradición, y era capaz de insertar en sus piezas digresiones al más puro estilo
stride -siempre reconoció la influencia de James P. Johnson-, como puede apreciarse en "Thelonious"; o de
boogie woogie, como sucede en "Functional". A su vez, Monk ejerció una poderosa influencia en otros músicos, y fue amigo y mentor de otro gran pianista de jazz,
Bud Powell, aunque sus estilos fueran notablemente diferentes. A finales de los cincuenta, una nueva generación de pianistas siguió el ejemplo de Monk, como Randy Weston y Elmo Hope, como alternativa rebelde frente al estilo más relajado y amable del
cool jazz, que se había convertido en la corriente más popular.
También
John Coltrane aprendió mucho de Monk y fruto de esa relación nació el disco
Thelonious Monk with John Coltrane (Riverside-Prestige, 1957). En una
entrevista con August Blume en 1958 y recogida después por C. O. Simpkins en la biografía de Coltrane, el saxofonista manifiesta su profunda admiración por Monk: "Con Monk siempre tenía que estar alerta porque, como no fueras consciente en todo momento de lo que ocurría, te daba súbitamente la sensación de haberte caído al hueco de un ascensor [...].
Trabajar con Monk me acercó a un arquitecto musical de primer orden".
Un oso en busca de miel
Monk era un tipo corpulento. Solía llevar
traje de rayas, gafas y boina o kufi, el gorro tradicional de África occidental, que llevaron muchos intelectuales afroamericanos en la época. Era de pocas palabras, reservado hasta extremos patológicos, lo que le confería un aire enigmático.
Misterioso se titula precisamente uno de sus álbumes más célebres, grabado en directo en 1958 junto al cuarteto que lideraba.
Tras verle en un concierto en Génova en 1966,
Julio Cortázar describe a Monk en
La vuelta al día en ochenta mundos como
"un oso investigando las colmenas del teclado, las burdas zarpas bondadosas yendo y viniendo entre abejas desconcertadas y hexágonos de sonido, ha pasado apenas un minuto y ya estamos en la noche fuera del tiempo, la noche primitiva y delicada de Thelonious Monk".
Otro rasgo peculiar de Monk, que también recoge Cortázar en su magnífica crónica, era su costumbre de levantarse de la banqueta durante los solos de otros compañeros, recorrer un trecho de escenario palpando la madera del piano y marcando el ritmo con los pies, y luego regresar al teclado justo a tiempo para reincorporarse a la banda.
A partir de los setenta, se agravó una supuesta enfermedad mental que a día de hoy sigue siendo una incógnita y Monk se fue retirando de los escenarios.
Dio su último concierto oficial en el Carnegie Hall de Nueva York en 1976 y, aunque estaba casado y tenía hijos, vivió sus últimos años acogido por su amiga la baronesa Pannonica de Koenigswarter, a quien dedicó una de sus composiciones con nombre de mujer -así como a su esposa, Nellie, para quien escribió "Crepuscule with Nellie"-. Murió en 1982 a causa de un derrame cerebral en Eaglewood, Nueva Jersey. Fue sobre todo después de su muerte, ya plenamente reconocido por críticos y aficionados, cuando sus composiciones entraron con honores en el repertorio canónico del jazz.
@FDQuijano