Un momento de La romería de los cornudos. Foto: Dolores Iglesias

Nacida en 1930, a mitad de camino entre la danza narrativa y el teatro musical de pequeño formato, La romería de los cornudos tuvo un importante impacto cuando se estrenó su versión para ballet en 1933, en el Teatro Calderón de Madrid. Contaba con argumento de Cipriano de Rivas Cherif y Federico García Lorca, música de Gustavo Pittaluga, diseños de Alberto Sánchez y coreografía de Encarnación López 'La Argentinita', que reemplazaba las intervenciones anteriores de Antonia Mercé 'la Argentina' creadas sobre la primera versión, para piano, del compositor. A pesar de sus ilustres apellidos, el ballet no volvería a representarse en España; en 1943 la bailarina Pilar López recuperó la obra, aunque con nuevos diseños y coreografía propia, para una gira de varios meses por Norteamérica y, de nuevo, La romería de los cornudos desapareció de la escena.



"Me resulta inexplicable que hasta ahora a nadie se le hubiera ocurrido reponerlo", explica a El Cultural Miguel Ángel Marín, musicólogo y director del departamento musical de la Fundación Juan March. Marín, impulsor de este proyecto, que se representará los días 10, 13 y 14 de enero, afirma que "La romería fue una respuesta, por parte de creadores españoles, a la idea de Diaghilev y Les Ballets Russes de la 'obra de arte total' tomando el folclore y la cultura popular como inspiración para, una vez estilizada, convertirla en obra de arte; moderna, de vanguardia, pero apta para todo el público". Una idea, añade "muy propia de la República, en la que confluyen artistas de diversos ámbitos y todos hacen una aportación sustancial."



La partitura de Pittaluga empleada en la versión de 1930 por Antonia Mercé es la que se escuchará en este montaje de la Fundación Juan March. "Eran años de gran creatividad y los artistas exploraban en torno a la ópera de cámara, la ópera con pantomima, la zarzuela en pequeño formato... Estaban viendo de qué forma esa ruptura de la vanguardia se podía aplicar en España", dice Marín. Tres años más tarde vería la luz la versión de la Compañía de Bailes Españoles de Encarnación López 'la Argentinita', ya sobre una de las revisiones posteriores del compositor y con diseños de Alberto Sánchez, encargo de la coreógrafa.



Esta hermosa escenografía, hoy en el Centro de Arte Reina Sofía, incluye un telón de fondo y dos patas laterales que se han reproducido a escala y con los que, explica Marín, "convertimos momentáneamente nuestra sala de conciertos en un teatro". Del vestuario apenas habían sobrevivido dos figurines, por lo que para este montaje se han encargado diseños nuevos a Sonia Capilla, que mantiene el espíritu de la época y juega con el colorido de los telones. La dirección de escena corre a cargo de David Picazo.



De las tres coreografías que existieron no hay rastro. "Al menos, nosotros no hemos encontrado nada", confiesa Marín. De ahí el encargo de una creación nueva a Antonio Najarro, quien lo ha recibido como "una grandísima responsabilidad" y explica que "las referencias a 'la Argentinita' se respiran constantemente. Hay tanto por supervisar que decidí no bailar para concentrarme exclusivamente en ese trabajo. Mi primera responsabilidad fue alargar la pieza incorporando arreglos musicales del guitarrista José Luis Montón y así ofrecer una obra más completa".







La partitura original, que interpreta el pianista Miguel López, apenas alcanza media hora de duración y para Miguel Ángel Marín, la incorporación de algunas de las canciones recopiladas por Lorca "garantizaba coherencia, porque eso es precisamente lo que hacía el poeta. ¡Todo su teatro está plagado de canciones! Lorca no concibe un arte escénico que no tenga música. A veces, las menos, está compuesta por él, pero otras veces es música que recopila, que escucha y armoniza. Añadimos un texto narrativo explícito, extracto de Yerma y de otras obras y canciones, que enfatizan y van apuntalando la narración." Estas intervenciones, dice, dan relevancia al personaje de Solita que, interpretado por la cantaora María Mezcle, "adopta casi el papel del coro de la tragedia griega, hilvanando la narración".



El argumento de La romería, que firmaron Lorca y Rivas Cherif, es la base del tercer acto de Yerma, que Lorca escribiría al año siguiente y que "incluye también muchas canciones que Pittaluga -no sólo amigo, sino también colaborador suyo- transcribió y publicó más tarde". El autor granadino se revela para Marín como el gran impulsor de una obra que nace de una tradición -la de la romería del Cristo del Paño en Moclín, Granada- que conoció el poeta y que sigue viva en la actualidad. "En la Residencia de Estudiantes, Pittaluga y sus colegas se enteran de esta tradición porque Lorca la cuenta. El universo lorquiano está muy presente". La Fundación ofrece, durante la semana de actuaciones, una muestra que ayuda a entender el contexto histórico y estético del momento, y se proyecta la única filmación que existe de esta obra, en la versión de Pilar López de 1944, conservada en la New York Public Library for the Perfoming Arts.



El ballet -que será retransmitido por Radio Clásica de RNE, Catalunya Música y también en vídeo a través de internet- nació enmarcado dentro de la tradición de nacionalismo vanguardista de principios del siglo pasado y rezumaba la metaEspaña que habían planteado El amor brujo primero y Le tricorne después; lo que en el campo de la danza desembocará en la 'españolada' -o 'españolería', como diría Antonia Mercé- y que al ser presentada por intérpretes españoles chocaría con la autenticidad de nuestros bailes, que no empastaban con la dramaturgia y el arte de la pantomima tal como los entendían en el extranjero. "Esta obra -afirma Miguel Ángel Marín- no cuajó por el estallido de la Guerra Civil española. La romería tuvo una gestación lenta desde la década de 1920 y el hecho de que en 1943 su espíritu siguiera tan vivo demuestra que era un proyecto de gran valía artística."



@ElnaMatamoros