“Hay que ser muy… muy lúcidos. Esta invasión de pers… de… de inmigrantes, de refugiados: ¿es todo trigo limpio o viene con mucha mezcla? Viene con mucha mezcla. Y en todo caso, dentro de unos años, ¿dónde quedará Europa? Con esta mezcla con la que viene ahora. ¿Eh?”.

Al final del párrafo anterior habría que añadir un gran sic entre corchetes, pero es así, con titubeos y errores gramaticales incluidos, como reproducen a coro cuatro actores las palabras que dedicó en octubre de 2015 el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, a la mayor crisis migratoria de lo que llevamos de siglo. La escena forma parte de la obra de teatro Muros, que puede verse en el recientemente inaugurado Centro del Actor, en el barrio madrileño de Carabanchel.

También encontrará el espectador testimonios del lado contrario, de los protagonistas reales de la odisea: “Aquí tengo la seguridad de vivir, porque ahí podían matarme. Tiene mi casa, casa cerrada, aquí alquilando casa, pero no pasa nada porque puedo vivir tranquila. Ojalá que nosotras tengamos la paz, en nuestra país, y… y… podemos volver porque nosotras teníamos todo: mmm… casa, trabajo, coche, y lo perdimos, perdimos todo por la guerra”.

Esta técnica se llama teatro verbatim y consiste en la reproducción totalmente fidedigna de testimonios reales de personas, palabra por palabra y con la misma entonación con que fueron pronunciados. Se trata de uno solo de los muchos ingredientes, junto con la danza, la música y el teatro de texto convencional, empleados en este montaje por la directora teatral Lorena García de las Bayonas, responsable del Centro del Actor, y su compañía residente, Teatro a Voces.

Para la fase de documentación de Muros, que cuenta el drama migratorio con una perspectiva eminentemente femenina, la directora y la compañía se pusieron en contacto con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) y con activistas de la plataforma Sick of Waiting para recopilar información sobre la materia y conocer personalmente a algunos de los afectados por esta gran crisis migratoria. Grabadora en mano, los actores se entrevistaron con refugiados y recabaron sus testimonios.

Estas imitaciones literales de los testimonios se intercalan en un hilo argumental que recrea la odisea real de Sarah, una mujer que tuvo que abandonar a su familia en busca de una vida mejor en Europa y que en su camino se cruza con otras mujeres y hombres con historias similares y el mismo objetivo: la supervivencia. “Ser mujer me hace ser sensible expresivamente al sufrimiento que viven las mujeres en situaciones de guerra o en sus países de origen donde culturalmente son sometidas a vidas insostenibles de las que tienen que huir”, explica la directora. “Algunas mujeres que viven agresiones tienen la tendencia a ocultarlo por vergüenza. Busco un lenguaje artístico que exprese los orígenes del sufrimiento de la condición femenina con belleza y dignidad. Por eso elijo a una mujer, en representación de todas, con la que poder hacer este viaje”.

“Todos tenemos grabadas en la retina las imágenes del éxodo de miles de personas que han tenido que huir de sus casas. Madres y padres con sus hijos y la casa a cuestas, atravesando praderas, huyendo de la policía, cruzando ríos, encerradas en centros de refugiados, cruzando el mar, muertos en la orilla”, comenta David Cos, el dramaturgo encargado de plasmar en un texto definitivo el proceso creativo de la compañía. "Darles voz a estas personas, contar lo que les está ocurriendo, dar constancia de lo que está pasando es una manera de contribuir con una modesta ayuda a quienes tan mal lo están pasando y utilizar el teatro como un ágora donde poder dar voz a los que silenciamos, olvidamos y encerramos tras los muros”.

En el elenco actoral figura la actriz Aura Garrido, cuya popularidad y reconocimiento han aumentado en los últimos meses gracias a la serie televisiva El ministerio del tiempo, además de Raquel Espada, Ángel Velasco, Rodrigo Daza, Daniel Granda, Carlos Troya, Luis Heras, Joe Manjón, Miguel Navarrete, Belén López-Valcárcel y Rebeca Roldán. Por su parte, el compositor Jorge Badolato ha creado una banda sonora inspirada en los propios fonemas y entonaciones de los testimonios reales reproducidos en escena.

@FDQuijano