Sabina Puértolas, en un ensayo de La tabernera del puerto
En medio de la crisis que atraviesa el Teatro de la Zarzuela, motivada por la fusión con el Teatro Real y que ha motivado ya una huelga indefinida y numerosas protestas, se estrena una de las obras maestras del género chico, "la que es considerada -en palabras de Daniel Bianco, director de la institución- como la última gran zarzuela", La tabernera del puerto, un "romance marinero en tres actos, y un claro ejemplo de lo que es una zarzuela, que une una gran partitura con una gran pasión teatral".La obra, con música de Pablo Sorozábal y libreto de Federico Romero y Guillermo Fernández-Shaw, fue estrenada en el Teatro Tívoli de Barcelona en mayo de 1936, meses antes del estallido de la guerra, y en Madrid en marzo de 1940, una vez finalizada la contienda. A pesar de lo convulso de los tiempos, fue todo un éxito y consiguió crear una "inmediata conexión con el público de todos los lugares donde se ha representado". Ahora, 78 años después de su desembarco en Madrid, regresa con un montaje llevado a cabo por el director de escena Mario Gas.
Para Gas, La tabernera del puerto no es una zarzuela más. Tiene, en sus propias palabras, un "estrecho vínculo con esta obra", una relación especial derivada de su propia historia familiar. Su padre, el tenor Manuel Gas, participó en el estreno madrileño interpretando el papel de Simpson. Con los años, representaría numerosas veces este papel, alcanzando grandes éxitos. Mario Gas creció con esta zarzuela (cuenta que su padre la representó al día siguiente de nacer él), y es por esto que su trabajo "viene repleto de una muy especial carga de emotividad y conocimiento". Sin embargo, ha tenido "un especial cuidado en no dejar libre al sentimentalismo, sino en que sea la historia, con su potencia y sus aventuras, la que emerja por sí misma con toda su fuerza".
Y es que lo más característico de La tabernera del puerto es el inmenso potencial de su historia. "No es una obra realista ni lo pretende, aunque sí hay elementos muy realistas; es un relato teatral teñido de un vapor de leyenda, de un elemento poético", una historia de contrabandistas en un pueblo marinero trenzada con una historia de amor. Aceptar dirigir La tabernera del puerto fue "un bombón, pero un bombón envenenado, porque es una obra que me golpea directa en las emociones al haberme acompañado durante toda mi vida", pero el director ha querido ser fiel a la obra ante todo. "Podría haber hecho cualquier cosa con ella, trasladar la historia a cualquier lugar y a cualquier época, como he hecho tantas veces con tantas obras, pero pensé que era mejor dejar que este romance marinero respirara por sí solo".
Para ello, ha contado con dos repartos de actores que le han ayudado a "contar la historia con todo el sentimiento y toda la verdad que permite el teatro". A la cabeza de los repartos se encuentran Sabina Puértolas y Marina Monzó en el papel de Marola, la tabernera que da título a la zarzuela, y con todo un equipo del que forman parte Ángel Ódena, Javier Franco, Antonio Gandía, Alejandro del Cerro, Rubén Amoretti, David Sánchez, Ruth González, Vicky Peña, Pep Molina, Ángel Ruiz, Abel García, Carlos Martos y Didier Otaola. Los actores del reparto coinciden en destacar que "el trabajo de preparación de La tabernera del puerto ha sido inmenso y durísimo", pero que ha valido la pena porque "todos han podido aprender de todos y sacar algo bueno de tanta exigencia".
La amenaza de la huelga
Para La tabernera del puerto, estaban programadas doce representaciones entre el 5 y el 20 de mayo, pero la huelga convocada por las protestas contra la fusión institucional, que ha sido entendida como una privatización enmascarada, ha puesto en peligro la totalidad de las funciones. "Aún no sabemos si podremos representar ninguna, alguna o todas", ha dicho Daniel Bianco. Las últimas noticias hacían pensar, a falta de confirmación oficial, que podrían llevarse a cabo solamente las representaciones del 6 y el 10 de mayo. Es decir, los actores aún no saben si podrán actuar. Ante esta incertidumbre, el equipo al completo siente frustración y, sobre todo, lástima ante la posibilidad de no realizar ante el público todo el trabajo de estos meses.Sin embargo, no quieren hablar de la huelga, sino de las virtudes y la importancia de que el Teatro de la Zarzuela se haya decidido a traer de vuelta La tabernera del puerto, cuya música estará a las órdenes de Josep Caballé-Domenech, que, después de una trayectoria marcada por teatros importantes, consigue debutar por fin en el teatro madrileño. El director se ha mostrado "honrado por poder debutar en un teatro de este nivel con una obra tan importante y con un reparto así". Ha afirmado que "una obra es una obra maestra cuando consigue transmitir sentimientos. En La tabernera del puerto hay una conjunción perfecta entre música y texto, una traslación milimétrica de los sentimientos a la partitura por parte del maestro Sorozábal".
La escenografía, complicada en una obra de estas características, ha estado al cargo de Ezio Frigerio, historia viva del teatro, que ha confesado que "es especialmente difícil hacer zarzuela, porque es una extraña mezcla de ópera y teatro hablado", y que La tabernera del puerto ha supuesto un reto complicado que ha asumido sin dudarlo a su avanzada edad, porque "es un mundo muy realista al tiempo que fantástico, por lo que ha tenido que crear un ambiente onírico, como un sueño realista". Además, el milanés se ha mostrado "emocionado y encantado con Madrid. He trabajado en todos los grandes teatros del mundo, y en ningún lugar he encontrado lo que he visto aquí: el trato, el amor por el teatro y la simpatía. Amo el Teatro de la Zarzuela, amo Madrid y soy inmensamente feliz".