Un momento de la representación de Arlecchino

La Compañía Nacional de Teatro Clásico apuesta por Arlecchino, servidore di due padroni para clausurar la temporada del Teatro de la Comedia, antes de poner rumbo a Ciudad Real para formar parte de la programación del Festival de Teatro Clásico de Almagro. Mediante la representación de la obra del dramaturgo veneciano del siglo XVII Carlo Goldoni, bajo la producción de Piccolo Teatro di Milano, el Teatro de la Comedia busca recuperar la tradición de la Commedia dell'Arte de Italia, corriente teatral nacida a mediados del siglo XVI.



Arlecchino, dirigido por Stefano de Luca, narra la historia de un hombre que, en momentos de hambre y gran necesidad, se ve obligado a emigrar a la ciudad de Venecia en busca de trabajo. Allí, acaba trabajando para dos patrones, lo que le ocasiona diversos problemas a los que tendrá que enfrentarse. De esta manera, la obra, a pesar de haber sido compuesta en algo tan concreto y tan específico como el dialecto veneciano, muestra con absoluta universalidad la figura del inmigrante en busca de sustento.



Es eso precisamente lo que pretende Piccolo Teatro di Milano a la hora de representar su obra insignia: describir la realidad del hombre humilde, del ser humano más sencillo, atribulado por los problemas fundamentales relativos a ganarse el pan, a través de lo que mejor interpreta la tradición dramatúrgica, a saber, el contacto humano. De hecho, a pesar de ser representada en italiano con sobretítulos en español, Stefano di Luca aconseja "que el público permanezca más atento a la puesta en escena que a la traducción". Es importante, afirma, que el público comprenda el espectáculo, el trabajo y el contacto humano, puesto que ése es el elemento principal de esta obra.



Para De Luca, el auténtico protagonista de esta pieza es el propio público y asegura que "el espectador formará parte de Arlecchino, y esto marcará la diferencia entre este espectáculo y los demás", algo que a su vez es la principal razón por la que la obra se mantiene con vida desde mediados del siglo XX.



El actor como creador

Fundada por Giorgio Strehler en 1947, junto a Paolo Grassi y Nina Granolers, la compañía Piccolo Teatro di Milano es una institución cuyo principal propósito no es otro que acercar el teatro a los ciudadanos, a la par que impulsar la figura del actor como creador. Hoy, después de cerca de tres mil representaciones, la compañía se ha convertido en un colectivo teatral cuya dimensión internacional es indiscutible. De carácter itinerante, viaja alrededor del mundo representando su repertorio, en el que destaca este Arlecchino, servidore di due padroni, obra original del autor italiano (y reformador de la Commedia dell'Arte) Carlo Goldoni, aunque reinterpretada por el propio Strehler.



Piccolo Teatro di Milano se caracteriza por conservar una larga tradición de actores, que trabajan con gran dedicación por mantener con vida el proyecto iniciado por Giorgio Strehler en 1947. "Es importante haber heredado la representación de Arlecchino y la transmisión de una tradición tan antigua, sobre todo en un mundo como éste, informatizado, globalizado", asegura Enrico Bonavera, desde 1985, el hombre tras la máscara del personaje que otorga el nombre a la obra.