Leonor Bonilla en Marina, en el Teatro de la Zarzuela. Foto: Javier del Real

Llega este viernes al Teatro de la Maestranza Lucia di Lammermoor, una de las óperas más célebres de Donizetti y de todo el repertorio (de hecho, vimos otra adaptación recientemente en el Real). Romanticismo en estado puro. Nos capta siempre en esta obra el poder evocativo de la melodía, sostenida por armonías suaves, generalmente en modo mayor, que las conecta de inmediato con la sensibilidad del oyente-espectador. Hay interés en Sevilla por escuchar, en su debut en la parte principal, a una cantante de la tierra, Leonor Bonilla.



Es una soprano, ligera en su origen y dotada cada vez de más cuerpo cuando anda rondando la treintena. Posee un timbre cristalino finamente esmaltado, de emisión igual, aérea e ingrávida. Respira con aplomo y proyecta con sonidos penetrantes pero no desabridos. Maneja la coloratura como cantante ya rodada, con notas picadas y roulades muy ajustadas. Si tenemos en cuenta que la parte de Lucia hace ya algún tiempo que volvió a las voces de cierto fuste lírico -como la de la creadora Fanny Tachinardi Persiani-, dejando atrás los experimentos de los jilgueros sopraniles, quizá Bonilla esté todavía falta de una mayor robustez tímbrica que pueda incidir más directamente en la dimensión dramática de la trágica figura de la novia de Ravenswood. Pero está andando inteligentemente el camino.



Edgardo será José Bros, muy conocido en la plaza. Su timbre actual, de tenor fundamentalmente lírico, pero aún con ciertas resonancias de su antigua ligereza, y su espectro, no muy rico en armónicos, ofrecen un canto sólido y funcional, con agudos penetrantes y a veces algo bailones. El malo de la función, el hermano de Lucia, Enrico, estará en la garganta del ucraniano Vitaliy Bilyy, de voz estimable, aunque de emisión acusadamente nasal. Manuel de Diego (el Sposino), Mirco Palazzi (Raimondo), María José Suárez (Alisa) y Gerardo López (Normanno) son dignos acompañantes. Todos ellos, coro y orquesta están en manos de Renato Balsadonna, experto sobre todo en la dirección coral. La producción, bastante convencional, procede de la Deutsche Oper de Berlín. Lleva la firma de Filippo Sanjust, autor también de la escenografía y el vestuario.