Roscoe Mitchell. Foto: Roger Thomas
El Art Ensemble of Chicago, banda de referencia del jazz libre de los setenta y de la llamada Great Black Music, actúa el próximo día 6 en JazzMadrid. Su saxofonista, Roscoe Mitchell, desvela a El Cultural su sencilla fórmula para estar aún en primera línea musical tras 50 años de fecunda carrera.
La banda que fundaran a finales de los años sesenta el trompetista Lester Bowie, el contrabajista Malachi Favors y el baterista Philip Wilson (plaza casi inmediatamente ocupada después por Moye), más el mencionado Roscoe Mitchell, doblado igualmente por el saxofonista Joseph Jarman, celebra este año otra gran efeméride: el lanzamiento de una lujosa y limitada edición de 21 volúmenes con toda la obra discográfica registrada para el prestigioso sello ECM. La fonográfica fundada por ese productor visionario que es Manfred Eicher prologará así los actos conmemorativos que tendrán lugar en 2019 con motivo del 50° aniversario de su existencia. El estuche, que incluye un documentado libreto ilustrado con opiniones de nuevos popes como Vijay Iyer, aporta las grabaciones del AEC desde su estreno en ECM con el álbum Nice guys en 1978 hasta sus grabaciones de 2015, más material de formaciones amigas como la Brass Fantasy de Lester Bowie, la Note Factory de Mitchell o la Transatlantic Art Ensemble, cofundada junto a ese otro francotirador revolucionario que es Evan Parker.
"En estos cincuenta años", comenta Mitchell, "hemos dejado mucho atrás, pero ha sido increíble compartir este tiempo. Nunca habrá otros iguales a Lester Bowie y Malachi Favors -los otros dos miembros del AEC con leyenda propia- pero siempre lo dijimos: ‘mientras viva uno de nosotros el grupo existirá, para mantener viva su palabra'. Al final el AEC es un miembro en sí mismo, las pérdidas de nuestros compañeros, colaboradores y amigos, son dolorosas e irremplazables pero el verdadero miembro que importa es el propio AEC".
Hay cierto componente místico-religioso en la liturgia libre y libertaria de la banda, que se evidencia en la propia escenografía de los conciertos, antaño con un Lester Bowie vestido con una bata blanca de doctor de laboratorio, Favors y More con ropajes coloristas africanos, Mitchell con traje impecable de hombre negocios... Hasta en el plano visual hay contrastes, desafío, rebelión... La actitud artística y conceptual del grupo, a nadie se le escapa, era prolongación de los convulsos años sesenta: la lucha por los derechos civiles, con el racismo en el centro de las reivindicaciones, las consecuencias de la Guerra de Vietnam, la irrupción de la cultura hippy... Todo ello fue abono para que en el jazz germinase una nueva manera de crear, desde la atonalidad y la improvisación, y sin ningún límite estilístico. Fue así como en Chicago surgió la Asociación para el Avance de los Músicos Creativos (AACM), con el pianista Muhal Richard Abrams y AEC a la cabeza.
"Los argumentos de trabajo del grupo ya estaban fijados por el AACM", prosigue Mitchell. "En el colectivo coincidimos muchos artistas con ganas de discutirlo todo, de buscar nuevas experiencias, y su filosofía luego se plasmó en el ensemble. No teníamos miedo a nada, el objetivo era arriesgarse siempre, probar, protestar. La AACM sigue en el mismo camino que empezó, intentando evolucionar, no detenerse, y sigue siendo muy necesaria, como lo fue en los años sesenta". Luego el saxofonista y flautista concluye: "Es que Chicago tenía y tiene una cosa que no tiene Nueva York, por ser ésta una ciudad en la que suceden muchas cosas, estás expuesto a mil distraciones, situaciones, proyectos... Es tanta la actividad que a veces te pueden confundir y alejarte de tu propio camino, de tu propio objetivo con la música que quieres hacer".Nunca sabemos qué vamos a hacer. Todo es imprevisible. Cualquier cosa puede variar el rumbo de la actuación"
Así pues, el AEC acabó siendo una organización en sí misma, con amplios espacios para la improvisación colectiva, extendida luego por las aportaciones de cada uno de sus miembros. "En el AEC cada uno de nosotros explora una cosa distinta y luego comparte con el colectivo las ideas que ha encontrado. Con el tiempo hemos evolucionado, conocemos mucho mejor los lenguajes, los vocabularios, pero no ha sido nada fácil. En nuestros comienzos estudiamos música sin parar, constantemente, aunque pudiera parece lo contrario. Siempre nos estamos buscando".
Preguntado sobre cómo será su próximo concierto, Roscoe contesta evasivo: "Ya sabes, nunca sabemos qué vamos a hacer, siempre tienes unos puntos de partida pactados, pero todo es imprevisible, cualquier cosa puede variar el curso de la actuación, el repertorio... Seguimos apoyándonos mucho en la improvisación y los chicos cumplen, porque por encima de cada uno de nosotros está la palabra del AEC". Puntos y planteamientos poco habituales en el jazz de hoy, donde todo parece medido...
"El AEC -añade- es una de las pocas bandas de los sesenta y setenta que ha sobrevivido sin cambiar su filosofía. Es cierto que venimos de años muy conservadores en el jazz, pero también creo que las cosas están cambiando, con nuevas generaciones que vuelven a poner en duda todo. La música no es mi trabajo, es mi vida. Yo sigo estudiando todos los días, incluso métodos que ya he trabajado. Hay que estudiar todos los días. Es algo que aconsejo siempre a los jóvenes músicos".
Se ha dicho en otras ocasiones: en la tradición está la vanguardia. En el ayer está el mañana, ese futuro que el AEC pide que regrese. Hace dos años actuaron en el Primavera Sound, como banda de culto, y ahora la lucha continúa. Próximo combate: Madrid. Palabra de la Art Ensemble of Chicago.