Image: La hora del Barroco

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La hora del Barroco

Lo mejor de 2018: Música | Análisis

28 diciembre, 2018 01:00

Escena de

Only the sound remains, de Saariaho. Foto: Javier del Real

Especial: Lo mejor del año

Pese a las crisis, las distintas instituciones, públicas y privadas, van resistiendo y capeando el temporal con habilidad. Y las actividades que se desarrollan fuera de Madrid contribuyen a reforzar esa impresión. Incluso albergando en sus cartelloni composiciones de nuevo cuño y poco programadas. Conjuntos orquestales como la Sinfónica de Euskadi, con Treviño al frente, la Filarmónica de Gran Canaria, con el impulsivo Karel Mark Chichon como titular, la ROSS de Sevilla, animada por el discutido Axelrod, los gallegos Filharmonia y de Galicia, con los eficientes Daniel y Slovodeniuk, Castilla y León, al mando del decidido Gourlay, han vuelto por sus fueros.

La Nacional, sin que haya perdido demasiado gas, anda enredada en inesperadas luchas internas en virtud de algunas decisiones de su dirección artística y musical. En la RTVE, que regresa a su sede del Monumental, se descabalga a Gómez Martínez, que será sustituido por Pablo González. Se mantienen más o menos en su forma las otras principales formaciones capitalinas: Sinfónica -que toca en el Real- y Orcam -que lo hace en la Zarzuela-.

Sigue siendo la hora de las formaciones dedicadas a la música antigua y barroca, con pasajeros acercamientos a lo clásico. Nuestro país puede ya presumir de estar a la altura de los más avanzados. La calidad de las interpretaciones de Forma Antiqua, La Ritirata, Nereydas, La Spagna, Musica Alchemica, La Grande Chapelle, Accademia del Piacere o las antiguas y consagradas que dependen de Jordi Savall, por mencionar sólo algunas, es indiscutible; como lo es la importancia en este campo de GEMA (Asociación de Grupos Españoles de Música Antigua) o de festivales como el FeMas sevillano, que dirige el inquieto violagambista Fahmi Alqhai, muy presente asimismo en los fastos del Año Murillo. Uno de los organismos que más han favorecido el mantenimiento de estos profesionales y que toca otros muchos aspectos y estilos de la música es el CNDM, dirigido con talento durante ocho años Antonio Moral, que acaba de dejar el testigo, tras concurso, a su segundo de a bordo, Paco de Lorenzo. En el Auditorio Nacional moran también otras instituciones: Excelentia, La Filarmónica (notable Romántica de Bruckner a cargo de Inbal), Ibermúsica (que ha acogido al brillante y caprichoso director Teodor Currentzis) o la Fundación Scherzo con su importante ciclo de pianistas. Conviene retener los nombres de Benjamin Grosvenor y Jan Lisecki.

En lo que atañe al campo lírico la cosecha ha sido rica y sustanciosa. El Teatro Real ha seguido cultivando la veta Britten y ha marcado otro hito con Gloriana, bien que la cima la haya constituido la gigantesca Die Soldaten de Zimmermann. A su lado hay que situar la inolvidable experiencia de Only the Sound Remains de la finlandesa Saariaho, obra de rara exquisitez, abstracta y mística. El Teatro de la Zarzuela ha alumbrado La casa de Bernarda Alba de Miquel Ortega (estreno de la versión primigenia de cámara) y recuperado una sorprendente María del Pilar de Gerónimo Giménez. El Liceo por su parte acertó a traernos una rareza como El Demonio de Anton Rubinstein.

En los aledaños hubo asimismo propuestas de interés: Der Diktator de Krenek, estrenada en España por el Maestranza; Pelléas de Debussy de la mano musical de Yves Abel en el Campoamor de Oviedo, Il pirata de Bellini en La Coruña (con el protagonismo de la soprano Saioa Hernández, que empieza a ser profeta en su tierra y que acaba de abrir la temporada en La Scala)... Corren nuevos vientos ahora para el Palau de les Arts de Valencia, que tiene nuevo responsable: el bragado en mil batallas Jesús Iglesias.