Rodrigo García dejó de ser un veinteañero hace décadas pero mantiene una actitud intelectual provocativa, desafiante y, de alguna manera, punki. Digamos que no negocia con el espectador. No pretende ganárselo con señuelos facilones ni concesiones conciliadoras. Nunca deja de avasallar con sus obsesiones, inquietudes y rencores, que son muchos. En mayo lo demostró de nuevo en los Teatros del Canal con Evel Knievel contra Macbeth na terra do finado, un delirio escénico que arremetía contra las corruptelas políticas y propagación mercantilista y artificial de las modas en nuestra sociedad. La fórmula del collage de referencias de la baja y la alta cultura la vuelve a enarbolar en Enciclopedia de fenómenos paranormales Pippo y Ricardo, que estrena en el mismo teatro madrileño el próximo jueves 10.



Apunta García haber partido de "visiones de santos, eremitas y borrachos de Minneapolis, Massachusetts, José C. Paz y Tortuguitas. Desde el antiguo Egipto no se conocía nada igual". Todo eso salpicado con la teoría de los agujeros de gusano (los que permiten viajes en el eje espacio-tiempo), el fenómeno paranormal de la bilocación, La Cosa del cómic Los cuatro fantásticos, El libro de los condenados de Charles Fort, el Conde de Lautréamont... Un menú variado que devoran Pippo y Ricardo, dos hermanos de la Logia Lautaro, organización secreta suramericana fundada por independentistas argentinos y chilenos en 1812. Ambos serán encarnados por dos actores muy cercanos al universo del autor y director hispanoargentino: Juan Loriente y Gonzalo Cunill.



@albertoojeda77