Lidia Navarro, Manuel Moya y Ernesto Arias en Desengaños amorosos. Foto: Marcos del Mazo
Ainhoa Amestoy (directora) y Nando López (versión), presentan en La Comedia, a partir del próximo jueves, Desengaños amorosos. Buena oportunidad para conocer la obra de una de las grandes autoras del Siglo de Oro, censurada por la Inquisición por su veta homosexual y feminista.
Esa riqueza de ‘conexiones' está orquestada por la batuta de Ainhoa Amestoy (Madrid, 1977), directora e impulsora del montaje a través de Estival Producciones. Su querencia por Zayas viene de su participación como actriz hace una década en La traición de la amistad, otra pieza de Zayas dirigida por Mariano de Paco. Desde entonces, confiesa, ha tenido en un lugar principal de su mesa de trabajo estos Desengaños amorosos, rumiando llevarlos a escena para “equipararla con el mejor Lope o el mejor Tirso”. A su vez, la emparenta con el Cervantes ‘ejemplar' y el quijotesco. Ve paralelismos evidentes en los personajes femeninos de ambos: “Buscan la libertad y la igualdad, comunican con entereza sus quejas, claman por las injusticias, se hacen oír y tratan de determinar su propio destino. Nada que ver con el prototipo de la dama joven, que tanto se ha visto en diferentes obras del siglo XVII: hermosa, prudente y cuyo único deseo es casarse con un galán”. Zayas rompió muchos moldes: “Sorprenden -continúa Amestoy- sus interrogantes alrededor de los valores patriarcales y la condena a la misoginia, la violencia y la truculencia, la imaginación y la extraordinaria capacidad de entretenimiento, el pesimismo y el carácter sombrío, la falta de final feliz, el erotismo y el deseo femenino, la primacía de la amistad y la presencia de la sororidad”. Una sororidad, por cierto, que se adentra en algunos casos en lo sáfico. Es un tránsito que también pudo recorrer la propia Zayas: recuerda Amestoy que su amistad con Ana Caro Mallén, otra de las autoras punteras del Siglo de Oro, probablemente tuvo también una vertiente lésbica. Rumores aparte, lo interesante es que fue una pionera en introducir explícitamente escenas homosexuales. “Dio un paso más allá en las ambigüedades del teatro barroco, donde mujeres caracterizados como hombres enamoran a otros hombres que ignoran su condición femenina”, tercia López. Aunque la mayor carga de profundidad está en su reflexión sobre el amor, del que todos los personajes recelan, conscientes de que puede conducirles a la pérdida de la libertad. Les mueve el deseo pero intentan no pillarse los dedos. Una tensión presente en toda la puesta en escena diseñada por Amestoy, que los aprisiona en un espacio prácticamente vacío, “donde decidirán cómo quieren pintar su futuro y donde tendrán que descubrirse a través de las veladuras y laberintos que ellos mismos se han impuesto”. Un atractivo extra es la música en directo, escanciada por la viola de amor de David Velasco, que interpreta piezas de Gaspar Sanz y Monteverdi. Las representaciones de Desengaños amorosos arrancan el ciclo Clásicos en compañía, con el que la CNTC abre su programación a otras formaciones. Tras Zayas, desembarcarán El lindo Don Diego (Moreto) de Morboria, Traidor (Zorrilla) de Teatro Corsario y La estrella de Sevilla (Lope) de Teatro Clásico de Sevilla. Todo en abril. @albertoojeda77