El castigo sin venganza, de Lope, dirigida por Helena Pimenta. Foto: Sergio Parra
Tras la reciente tensión diplomática entre España y México suscitada por la exigencia de López Obrador de disculpas a Felipe VI por la Conquista, la presentación del Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro de la mano de Ignacio García, en su segundo año al frente de la cita manchega, llega oportuna. Si el año pasado el país invitado fue Colombia, en este le toma el relevo México, justo cuando se cumple el quinto centenario de la llegada de Cortés a la Nueva España. García, con un profundo ligamen biográfico con México, que va más allá de lo profesional, ha propuesto lo que debe proponer la cultura en estos casos: ser el puente entre ambos pueblos por donde transiten las influencias y enseñanzas para tener una visión más fundamentada de cualquier acontecimiento histórico. De sus sombras y, por supuesto, también de sus luces.En este último apartado se sitúa sin duda el surgimiento de autores novohispanos que bebieron de nuestro Siglo Oro y lo enriquecieron aportándole nuevas perspectivas. Los máximos ejemplos de este sincretismo escénico son sin duda Juan Ruiz de Alarcón y Sor Juana Inés de la Cruz, que, como ha señalado García, vertebrarán "programación feminista, americanista e inclusiva". Ofrecerá 144 funciones de 68 compañías, que incluyen 23 estrenos absolutos más 24 en España. "Almagro es la verdadera Reserva Natural del Siglo de Oro, el mayor centro mundial de creación teatral sobre el teatro clásico en español, patrimonio único en el mundo y una herencia común que nos pertenece a todos. Esta edición supondrá un avance importante en la divulgación del nuestros clásicos, una herencia escrita a ambos lados del océano y compartida hoy en día por más de 500 millones de hispanohablantes, que tiene en Almagro su santuario, donde caben la comedia, el drama, el auto sacramental, la mística, la picaresca, la lírica, la música y la danza", ha señalado García, haciendo gala de la diversidad de géneros y procedencias.
El lema que luce el festival en su 42ª es el endecasílabo con el que cierra Sor Juan su Primer Sueño: "El Mundo iluminado, y yo despierta". "Es una invitación a contemplar un Mundo luminoso y brillante, lleno de belleza, despiertos y atentos a lo que sucede en nuestro mundo actual en permanente y agitado cambio. El teatro es siempre un hecho vivo que nos sacude y que nos cuenta lo que somos", ha explicado el director madrileño, que ha elaborado su segunda programación tras sustituir hace un par de años a Natalia Menéndez al frente del festival. "Desde el corazón del renacimiento humanista -ha añadido- surgieron movimientos de renovación importante en la filosofía, la literatura y la política. Los paradigmas del pasado no servían para el nuevo tiempo, y así el mundo descubierto se convirtió en el Nuevo Mundo, y la gran nación de Moctezuma y Cortés pasó a ser La Nueva España, como si esta novedad le permitiera reinventarse. Décadas después esa necesidad de renovación llegaría a los tablados del Siglo de Oro, de la mano de Lope de Vega, y con la irrupción de la Comedia Nueva".
Como es habitual en la localidad manchega, la Compañía Nacional de Teatro Clásico, que está a punto de cerrar la era Pimenta, tendrá una presencia principal y masiva en las tablas almagreñas. Podrán verse las producciones de El castigo sin venganza de Lope, dirigida por Helena Pimenta, La hija del aire de Calderón, dirigida por Mario Gas, la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico con El desdén con el desdén de Moreto dirigida por Iñaki Rikarte y el regreso de El banquete, y su trascendente mirada al Siglo de Oro. También será homenajeado su fundador, Adolfo Marsillach, figura clave en la renovación del repertorio áureo.
Otras propuestas al margen de la CNTC, serán Entre bobos anda el juego de Rojas Zorrilla, dirigida por Eduardo Vasco, María Estuardo. Corona Trágica de Lope de Vega, por Manuel Canseco, Valor, agravio y mujer de Ana Caro, por Marta Poveda y Rodrigo Arribas, Con quien vengo, vengo de Calderón, por Gabriel Garbisu, Marta la piadosa de Tirso, por Vanessa Martínez o La viuda valenciana de Lope, por Borja Rodríguez son un ejemplo del repertorio canónico y novedoso que convive en Almagro. También adaptaciones como El vuelo de Clavileño de Tribueñe, El diablo cojuelo de Aitana Galán, El canto de Juan Rana de Héctor del Saz sobre el texto de Sanchis Sinisterra, o la comedia nueva de Álvaro Tato, Todas hieren y una mata, con puesta en escena de Yayo Cáceres.
La vocación por internacionalizar nuestro legado del Siglo de Oro parece que empieza a tener sus frutos. "Hemos recibido propuestas desde Europa, América, África y Asia. Lope y Calderón resonarán con otros acentos y otros idiomas, desde El Perro del Hortelano de la Compañía Nacional de Teatro de México, a El lindo don diego con acento argentino, pasando por Calderón en polaco, con Hijas del Aire, o en estonio con La dama duende. La Fuenteovejuna de Lope se verá en su cuarto centenario con acento mexicano, y también en francés y en los dialectos autóctonos de Costa de Marfil. Veremos también dos versiones de Marta la Piadosa de Tirso de Molina, una de ellas a cargo de una compañía de Nueva Delhi, en India".
@albertoojeda77