Antonio Banderas: "No tengo mentalidad empresarial, pero no quiero arruinarme"
El actor ha puesto un puente aéreo entre Málaga y Londres para dar forma a A Chorus Line, el musical con el que abrirá en octubre el nuevo Teatro del Soho CaixaBank
6 septiembre, 2019 13:56Primeros días de agosto. Málaga sobrepasa los cuarenta grados. Alerta naranja. El terral revienta los termómetros en uno de los días más calurosos del año en la Costa del Sol. Antonio Banderas (Málaga, 1960) contesta a El Cultural atrincherado en las oficinas de su productora, no muy lejos de las obras que transforman, a contrarreloj, el antiguo Teatro Alameda en el Teatro del Soho CaixaBank, que dirige Lluís Pasqual desde enero de este año y que dispondrá de una supersala con 900 butacas.
Incluso inacabado, es ya el buque insignia de una zona atracada junto a las grúas del puerto. Sus tórridas calles miran sin complejos al Soho neoyorquino. Hasta las farolas parecen importadas de la Gran Manzana. Justo enfrente, una sucursal de la entidad patrocinadora recuerda el carácter privado del "sueño" que Banderas promociona sin descanso: "Hasta mi hermano Javier se ha subido al podio en la Copa del Rey de Vela de Mallorca con una embarcación patrocinada por nosotros. ¡Ya sólo nos falta conquistar el espacio aéreo!".
De Broadway a Málaga
A muy pocos pasos, el Hotel Valeria de Kike Sarasola observa el espectro de la noria que todavía marca, implacable, la cuenta atrás de las obras del TSC. Varios restaurantes de diseño y una histórica fábrica de cervezas no dejan de bombear transeúntes a las calles. En medio de todo ello, el proyecto escénico del protagonista de Dolor y Gloria (Palma de Oro en Cannes por su interpretación), que ha puesto toda la carne en el asador (con esas temperaturas no es difícil imaginarlo) como actor, director y productor de un escenario que quiere empezar su programación en octubre con A Chorus Line, el musical que batió todos los récords en el Broadway de los años setenta de la mano de Michael Bennett.
"No pienso en el proyecto con mentalidad empresarial, pero tampoco quiero arruinarme", señala mientras delata un vértigo que exorciza tirando de pragmatismo anglosajón. El mismo que le ha hecho olvidar, incluso, la fracasada tentativa de hace dos años de plantar su escenario en el espacio que hoy ocupan los abandonados cines Astoria (Plaza de la Merced). "Cuando las cosas no salen bien solo hay un camino: ir hacia adelante –reconoce sin intención de querer dar una lección magistral de pensamiento positivo–. No soy rencoroso. No suelo mirar atrás . Es más, me gustaría que ese espacio acabe albergando un magnífico proyecto que se sume a los que ya existen en Málaga. Si es así, contarán con mi apoyo".
"'A Chorus Line' reflexiona sobre los que sustentan la industria teatral. Por eso es una declaración de principios para nosotros, un bello poema a la juventud y al sacrificio. Una buena manera de empezar"
Pregunta. Con el TSC ha cambiado definitivamente el paisaje del Soho malagueño, alquilando incluso inmuebles aledaños. ¿De qué forma convivirá este complejo de ocio con los otros teatros de la ciudad como el Cervantes o el Echegaray?
Respuesta. Lo de "complejo de ocio" suena un poco a parque de atracciones. Mi proyecto no va por ahí. Produciremos y exhibiremos espectáculos. El hecho de ser una unidad de producción nos desmarca de los teatros que ha mencionado. Eso, y el tener un carácter privado. De modo que, para empezar, ya no hacemos lo mismo, cosa que nos permite ser complementarios. No venimos a pisar a nadie ni a llevarnos el público de otros. Cuantos más teatros, más público. Eso lo saben muy bien ciudades con una gran tradición teatral como Londres. Nuestra intención es estrechar lazos y colaborar con el resto de instituciones para sumarnos al despegue cultural de Málaga.
P. ¿Cree que hay en la ciudad público para estas grandes producciones?
R. Hay un público real, que no sé si llenará el teatro cada noche, y un público potencial con inquietudes, con curiosidad, al que acabaremos conquistando con nuestra programación. Hay que tener en cuenta, además, que Madrid está a dos horas y media en AVE. Por no hablar de otras capitales andaluzas… Creo que seremos capaces de captar también a ese público.
P. Patrocinadores, empeño personal, carisma, apoyo institucional… ¿Cuál es la clave para levantar un teatro como el Soho CaixaBank?
R. Más que una clave diría que han sido una serie de circunstancias. Siempre he querido montar un teatro para Málaga y desde Málaga. Desde el episodio con el Astoria, sin el cual no estaríamos aquí, hasta la dimisión de Lluís Pasqual del Teatre Lliure, y sin la cual él tampoco estaría aquí. Todo ello ha contribuido a construir el proyecto que es ahora. También ha sido determinante que CaixaBank se haya involucrado como patrocinador.
"La llegada de Lluís Pasqual garantiza que nuestras expectativas se cumplan. Además, facilita la relación con otros teatros"
P. ¿De qué forma ha cambiado Pasqual los planes iniciales del proyecto?
R. Su entrada como director le ha dado otra dimensión. Desde luego, ha aumentado las expectativas que nos habíamos marcado. Mejor dicho, garantiza que esas expectativas se cumplan… porque uno siempre sueña en grande. Su experiencia al frente del Lliure, el CDN o el Odeón de París avala la proyección del teatro y facilita nuestra relación con otros escenarios nacionales e internacionales. Con él será más fácil que nuestras producciones puedan salir de gira. Pasqual es el director del teatro a todos los niveles, no solo en el artístico. Su gestión, por tanto, depende de él.
Una maquinaria muy compleja
P. Otro fichaje ha sido Marc Montserrat-Drukker, que figura como director de producción y casting en A Chorus Line. ¿Contará con él más allá del título inaugural?
R. Marc es un profesional enorme, un trabajador incansable lleno de vitalidad. Sin él no sería posible inaugurar el teatro con esta obra. Por supuesto, han surgido otros títulos e ideas que nos gustaría compartir pero sin estrenar es impensable para todos ir más allá de A Chorus Line…
Hasta que acaben las obras en el teatro, todo pasa por su productora. Desde el presupuesto con el que contará (que aún no se atreve a cuantificar) hasta la programación que seguirá a A Chorus Line (sin cerrar aún y que presentará más adelante el propio Pasqual) hasta las reuniones con posibles patrocinadores. Reconoce que se encuentra ante una “maquinaria muy compleja” en la que hay que trabajar a varios niveles. “Hemos ido muy tarde en todo. Ha sido imposible planificar una temporada normal sin el teatro acabado. Es decir, con tiempo para producir y contratar con cierta tranquilidad. Esta primera temporada va a ser de tanteo”.
La actividad salta incluso fuera de Málaga, una ciudad que se ha reinventado en los últimos años alrededor de la cultura. Llegan pruebas de vestuario desde Madrid y Barcelona, ciudades por las que pasará la gira de A Chorus Line junto a Bilbao a partir de enero de 2020. En Londres se realizan algunos ensayos con los coreógrafos americanos. Banderas quiere bailar como un profesional – “no me contento con solo apuntar los pasos”, puntualiza. El precio: cuatro intensas horas diarias de preparación física. Su agenda gira ahora, inevitablemente, en torno a al obra que protagonizará interpretando a Zach, un exigente director y coreógrafo obsesionado con el trabajo en los escenarios que solo encarnará en las funciones de Málaga.
P. ¿Qué tiene en común con su personaje?
R. Hay una parte de él con la que me identifico porque su trabajo es su vida. Comparto su pasión. Es exigente y yo también lo soy. Por otro lado, a veces expresa esa exigencia con ironía y desde una posición un tanto autoritaria en la que yo no suelo situarme. Zach puede dar un poco de miedo e intimida a los chicos. Espero que no sea mi caso.
"Me identifico con el personaje de Zach porque él es exigente y yo también pero yo no me expreso desde su posición autoritaria"
P. También protagonizó Nine en 2003 en Broadway y ha hecho en cine Evita y La corte del faraón. ¿Cómo ha cambiado el musical desde entonces? ¿Percibe un boom del género en grandes plazas como Madrid y Barcelona?
R. El nivel ha mejorado muchísimo en toda España. Hay más escuelas de teatro musical y un interés por el género que ha ido aumentando. Lo pudimos comprobar durante las audiciones. Se presentaron un montón de actores completísimos, muy bien preparados, capaces de bailar, cantar y actuar al más alto nivel. La selección fue realmente difícil. El equipo americano de A Chorus Line, incluido el productor John Breglio, comentaba en la audición final que era uno de los mejores repartos que se habían realizado de la obra. Por eso, creo sinceramente que no tenemos nada que envidiar a los de Broadway.
Baayork Lee y Connie
El inmenso equipo de la obra cuenta con Baayork Lee (codirectora junto a Banderas e integrante del equipo fundacional como intérprete y coreógrafa), Arturo Díez Boscovich (dirección musical), Luis Villabon (director asociado), Ignacio García May y Roser Batalla (traducciones) y Robin Wagner (escenografía). Los actores que acompañarán a Banderas en la historia están encabezados por Alberto Escolar (Larry), Sarah Schielke (Cassie), Anna Coll (Maggie), Aarón Cobos (Mike), Cassandra Hlong (Connie) e Ivo Pareja-Obregón (Greg), entre otros. En total, cerca de treinta actores sobre el escenario que interpretarán quince números musicales (entre los que se incluye el espectacular One con el que se cierra el montaje). El título no ha sido escogido por casualidad. Su argumento nos sitúa en una tensa audición para montar una nueva producción musical. El director pondrá a prueba a los actores que aspiran a la ronda final. La meta del director es encontrar un coro potente tanto en lo artístico como en lo personal. Los números musicales nos irán mostrando las vidas y las aspiraciones de los candidatos…
P. ¿Es este argumento simbólico y metateatral lo que le llevó a decidirse por A Chorus Line?
R. Al poner el acento en los chicos y chicas del coro, y no en las grandes estrellas, la obra cambió el paradigma de los musicales en 1975. Reflexiona sobre el teatro pero da el protagonismo a quienes sustentan la industria teatral con sus pequeñas vidas, sus problemas, sus salarios y su esfuerzo. Es un bello poema a la juventud y al sacrificio que conlleva cualquier meta ambiciosa. En este sentido, lo considero una declaración de principios para nosotros. Una buena manera de empezar.
"Esta primera temporada del TSC va a ser de tanteo. Sin el teatro acabado no hemos tenido tiempo de producir y contratar con normalidad"
P. Contar con Baayork Lee como codirectora es una garantía de que la obra guardará todas las esencias. ¿Cómo se han coordinado para diseñar esta nueva adaptación?
R. Baayork es posiblemente quien mejor conoce A Chorus Line en todo el mundo. Ha dedicado gran parte de su vida a este musical. Primero interpretando a Connie, personaje basado en su vida, y después dirigiendo las nuevas producciones. Para mí ha sido un honor poder aprender de ella. Es una mujer que conserva la ilusión y la energía de una jovencita. Nos hicimos amigos enseguida. Durante los ensayos vive en mi casa de Londres como una colega más.
P. El argumento de la obra conecta también con la otra faceta que quiere impulsar desde el TSC: la de ser factoría de nuevos talentos. ¿Cómo se ha planteado el tema de la formación y cual es la relación con instituciones como la ESAM (Escuela Superior de Artes Escénicas de Málaga), con la que compartirá una sala de 300 localidades, y la ESAD (Escuela Superior de Arte Dramático)?
R. Más de la mitad de mi carrera la he realizado en Estados Unidos. He hecho grandes amigos con gente de la profesión. Algunos de ellos podrían venir a dar cursos y charlas a los jóvenes de Málaga. Voy a utilizar estas relaciones para traer profesionales que abran la mente a quienes quieran dedicarse al oficio de la interpretación, la danza o la música. Qué duda cabe que uno de los ejes principales de nuestra actividad será la educación. Para ello, queremos colaborar con la ESAM, la ESAD y Universidad… El Teatro del Soho está abierto a ellos también. De hecho, varios de los malagueños que integran el reparto de A Chorus Line provienen de la ESAD… Quiero traspasar lo que he aprendido a las nuevas generaciones. Es mi momento personal para ello. Ya es hora de dejar de pensar que todo lo que se hace fuera es mejor. Me gustaría contribuir a que los jóvenes no tengan que irse de Málaga para desarrollar sus carrera como lo tuve que hacer yo.
En la piel de Almodóvar
P. Esa diáspora incluye Dolor y Gloria, su vuelta con Almodóvar. ¿Cómo ha vivido su acogida? ¿Lo considera una vuelta de tuerca en su carrera?
R. Ha sido uno de los rodajes más felices que recuerdo y uno de los trabajos más sutiles como actor. Todo el mundo sabe que Salvador Mallo, mi personaje, es Pedro pero lo hice sin caer en la imitación, sin que se notara que hago de él. Es un trabajo bordado a base de pequeñas puntadas. Sí, la vuelta de tuerca es evidente y eso solo puede hacerse con humildad y porosidad, estando muy abierto a lo que él quería comunicar.
P. Conociendo Hollywood y sus gustos, ¿intuye posibilidades de conseguir un Óscar?
R. Me dicen que tengo posibilidades pero hay que trabajarlas. Nadie gana un Óscar sin hacer campaña. Eso implica cumplir con una serie de compromisos que no sé si podré atender. Ahora mi prioridad es el Teatro del Soho Caixabank y A Chorus Line.