Camilo Sesto ha muerto a los 72 años. Así lo hacía público su cuenta oficial de Twitter este domingo con un escueto mensaje: “Lamentamos mucho comunicaros que nuestro gran y querido artista Camilo Sesto nos acaba de dejar. Descanse en paz”. El cantante había ingresado el sábado en la Clínica Quirón, de Pozuelo de Alarcón, por unos problemas renales, y ha fallecido horas después. Así se marcha uno de los artistas españoles más populares de los últimos 50 años, dejando tras de sí más de 40 discos y 52 canciones que coparon las listas de lo más escuchado. Su último trabajo editado databa de hace menos de un años, Camilo Sinfónico, y se estima que sus ventas pudieron alcanzar la asombrosa cifra de 70 millones de copias. Además, durante su dilatada carrera, escribió para artistas como Miguel Bosé, Ángela Carrascó, Sergio Fachelli, Lani Hall o José José.
Camilo Sesto nació como Camilo Blanes Cortés en Alcoy en 1946 en el seno de una familia humilde. Sus primeros pasos como cantante los dio en el coro de la Iglesia, pero no empezó a interesarse de verdad por la música hasta los 16 años. Interpretando temas de los Beatles, los Bee Gees o el Dúo Dinámico, se recorrió buena parte de la región actuando en bodas y bautizos con Los Dayson. Después de probar suerte con la banda en Madrid en busca del éxito, el cantante decidió seguir su camino en solitario. Pero antes de que su nombre empezara a ser conocido le tocó zafarse para sobrevivir tocando instrumentos para otros, haciendo coros e incluso pintando.
Con los 70 las cosas empezaron a funcionar. Tras participar en el Festival de los Olés de la Canción y el programa televisivo Canción 71, ya como Camilo Sesto grabó de la mano de Juan Pardo el álbum Algo de mí, que se hizo popular gracias a canciones como Lanza tu voz, A ti, Manuela, Ay, ay, Rosseta y Mendigo de amor. Durante los primeros años de esa década, el cantante pasó por el Festival OTI de la Canción en Brasil y por el Festival Viña del Mar de Chile y conquistó su primer disco de oro en Argentina, por lo que ya comenzaba a hacerse un nombre en Latinoamérica, donde aún es uno de los artistas más queridos y escuchados.
Poco después, en 1975, Camilo Sesto decidió montar en Madrid, invirtiendo su propio capital, la ópera rock Jesucristo Superstar, que le había fascinado cuando la vio en Londres. En una España en la que el fenómeno de los musicales todavía no había germinado, Camilo Sesto asumió un gran riesgo y el éxito de público fue absoluto a pesar de las quejas de algunos católicos. Después, ya en la cima de la industria, el intérprete reinaría con su voz aguda de amplia tesitura durante el final de los 70 y toda la década de los 80, en la que no dejo de adaptar sus composiciones a los nuevos tiempos.
Quizá su mayor decepción tuvo lugar en los albores del nuevo milenio cuando Andrew Lloyd Weber, autor de Jesucristo Superstar, desautorizó la versión en castellano del Fantasma de la ópera que Camilo Sesto había terminado ya de grabar tras muchos esfuerzos. Luego aparecieron algunos temas de esta gran superproducción en Alma (2002) –aunque en la versión original en inglés–, un álbum que también incluye Mola mazo, con el que trató de reencontrarse con el público joven.
El artista siempre fue muy celoso de su vida privada y sus relaciones sentimentales siempre fueron opacas a los medios. En 1983, eso sí, tuvo un hijo fruto de su relación con la mexicana Lourdes Ornelas. Sin embargo, en sus últimos años la prensa sensacionalista empezó a recurrir a las excentricidades del cantante, como su gusto por la cirugía estética, su colección de pelucas de pelo natural o su zapatero elefantiásico.