'Prostitución', la mercancía humana
Andrés Lima y Carmen Machi estrenan el viernes 17 en el Español una obra documental y cabaretera sobre la prostitución con textos de Cavestany y Despentes y testimonios reales de meretrices
14 enero, 2020 00:57“La prostitución es el epítome del mundo en que vivimos”, sentencia Lima. Tan contundente diagnóstico lo expresa al término de un ensayo del espectáculo que ha dedicado al sexo mercenario y sus polémicas circunstancias. Carmen Machi, Nathalie Poza y Carolina Yuste han dejado resonando en esta sala situada en el subsuelo del Español los textos incendiarios de la novelista Virginie Despentes y de la activista Amalia Tiganus, parte integrante de una caleidoscópica dramaturgia que ha hilvanado, como en El shock, junto a Albert Boronat. Lima pide un poco de silencio al enjambre de técnicos que cruza impresiones ultimando detalles a su alrededor y se dispone a reflexionar sobre un tema espinoso, que, sabe, le pondrá en medio del fuego cruzado de abolicionistas y regulacionistas.
“El incremento de los flujos migratorios combinado con la ampliación del libre mercado ha disparado la prostitución. Particularmente en España, donde los clubes de carretera florecen como setas gracias a la situación de alegalidad en que se desarrolla esta actividad. Somos la capital europea de la prostitución”, señala el director y fundador de Animalario, recientemente galardonado con el Premio Nacional de Teatro. Lima y su equipo llevan algo más de un año pateando calles de mala nota y prostíbulos. Han contado con el apoyo de la productora Molinos de Papel (artífice de programas como Callejeros) para moverse en esos entornos en los que no es fácil hacer preguntas sin despertar recelos. Han hecho decenas de entrevistas a meretrices, sobre todo en Barcelona y Madrid, cubriendo desde el lumpen del oficio, mujeres que faenan en inframundos como la colonia Marconi, a locales de alto copete, donde las tarifas se disparan.
Laboratorio humano
“Son personas que tienen mucho que contar, que han cuajado personalidades enormes al enfrentarse cada día a la incertidumbre. Tienen en general un profundo conocimiento de la condición humana: de la maldad, la bondad, la soledad, la tristeza…”, apunta Lima. También han entrado en contacto con asociaciones como Apramp, que lleva años asesorando y protegiendo a un gremio a la intemperie. De los testimonios recabados afloran las historias y los personajes que conforman la obra. Tras esa labor de campo, organizaban talleres en los que destilaban el material bruto. Es el método de trabajo habitual de Lima, partidario del fuego lento en la cocción de sus impactantes trabajos y uno de los cultivadores más originales del teatro documental, tan en boga. “El mundo de la prostitución es una especie de tabú, un secreto, sí, pero a voces. A cuatro pasos de aquí, en la Gran Vía, pueden verse por la noche cientos de prostitutas, muchas menores… Nosotros intentamos subirnos a sus tacones. En el enconado debate entre abolición y regulación es muy importante escucharlas a ellas directamente, para que la legislación no quede sólo en manos de gente alejada de esta realidad”, señala.
“Nos subimos a sus tacones y las escuchamos. Es importante en el enconado debate que las rodea”. Andrés Lima
Además, aclara Lima, “las que han colaborado están encantadas de que todo esto se conozca porque quieren despejar la oscuridad que les rodea, dejar de ser estigmatizadas como mujeres sucias o inmorales. Es injusto porque, por ejemplo, muchas migrantes se ven forzadas a adentrarse en redes de prostitución para poder salir de sus países y otras son simplemente engañadas”. Es el caso de Amelia Tiganus, rumana de 35 años, que fue vendida por 300 euros a un proxeneta español, recalando en un prostíbulo que equipara a un campo de concentración en el que su personalidad se disolvió. Lima toma fragmentos de su texto La revuelta de las putas, una descarnada rememoración de su experiencia en el burdel y un alegato abolicionista. Es una de las visiones que conforman una dramaturgia concebida como un mosaico, en el que también se incorporan pasajes de Natural de Juan Cavestany y de Durmiendo con el enemigo e Imposible violar a una mujer tan viciosa de Despentes, uno de los fenómenos editoriales de los últimos años, con una polémica visión de la prostitución como resorte de empoderamiento de la mujer.
El director madrileño se ha sentido obligado a posicionarse en esta dialéctica durante el proceso de creación del espectáculo pero aduce que la solución más conciliadora podría estar en una tercera vía entre la prohibición y la legalización. “Esa clarificación podría ir limitando el número de prostitutas a sólo aquellas que quieran ejercerla por voluntad propia. Sería un paso eficaz para ir erradicando a la larga un problema más grave que está en la base: la esclavitud sexual”. Que es lo que predomina en entornos como el del polígono Marconi, en el distrito de Villaverde (Madrid). La escenografía, firmada por Beatriz Sanjuán, parte de allí. Su elemento central es un contenedor de mercancía, que es a la condición a la que queda reducida el cuerpo en este suburbio.
Dentro de él, se recrea una habitación de un lupanar que recuerda mucho al peep show en el que Natasha Kinski aparece varada en Paris, Texas: un cubículo funcional en tonos rosados, salpicado de peluches, restos de una inocencia pisoteada. De ese espacio parte una pasarela que se adentra en el patio de butacas. Un recurso clásico del cabaret, género con el que Lima amalgama formalmente el espectáculo. De hecho, revela que sonará algún tema clásico y cañí de nuestra revista. “Ya lo escucharéis, es una sorpresa. Pero que nadie venga con la idea de encontrarse aquí con Esperanza Roy o La Maña”. La partitura, más allá de préstamos concretos, entre los que se encuentra también Jubilee Street de Nick Cave, es una creación ex novo de Jaume Manresa inspirada en hitos cabareteros, como la música de Kurt Weill. “La intención –concluye– es que el público venga como el que va de putas y acabe saliendo con la sensación haber estado en la piel de una de ellas”.