El Festival de Mérida levanta su segundo montaje –virus mediante– con las peripecias creadas por Molière en Anfitrión, comedia en la que el genio francés retoma el texto de Plauto para hablar de amor, celos, infidelidad y, en definitiva, del desdoblamiento que supone experimentar la propia mirada y la de los demás. “Es un ejercicio de autocrítica”, señala a El Cultural Juan Carlos Rubio (Montilla, 1967), que reconoce que se adentró en este “divertido enredo” gracias a la iniciativa de Pepón Nieto, juntos recientemente también en La culpa, de Mamet: “Fue un placer colaborar con él en aquella ocasión. Ahora el reto era no sólo dirigirle sino hacer la adaptación del texto. De modo que el regalo que me hizo fue doble”. Toni Acosta, Fele Martínez, Paco Tous, María Ordóñez y Daniel Muriel completan el elenco.
Rubio ha contado además con el movimiento corporal de Chevi Muradai, la música original de Juli Awad, el vestuario de Paola Torres y el diseño escénico de Curt Allen Wilmer y ha actualizado el papel de las mujeres dentro de la historia: “En el momento en el que fue escrita la mujer ocupaba una posición al servicio del hombre. Los tiempos, al fin, han puesto las cosas en su sitio y eso debía estar reflejado en nuestra versión. Por eso he introducido una serie de cambios para que ellas, al igual que ellos, sean también motor y no solo un acompañamiento”.
Anfitrión (del 29 de julio al 2 de agosto) mezcla con sutileza lo divino y lo humano, las pasiones y los odios, las risas y el entretenimiento. “Actualiza” a Plauto a través de seres desdoblados que se ven a sí mismos desde la distancia. El autor parece preguntarse si es necesario “vernos para creernos” y si finalmente somos víctimas de nuestra propia imagen. “Mira Instagram y me dices si no padecemos todo eso –precisa el director de Tres y El príncipe de Maquiavelo– . Vivimos un momento en el que las miradas se han multiplicado y expuesto como nunca antes en la historia. No me pronuncio sobre si esto es bueno o malo. Solo constato que es un hecho irrefutable e imparable”.
Juan Carlos Rubio enfermó de Covid-19 a principios de marzo pero siguió con sus proyectos: “todo fue de mal a mejor”, dice
Producido por el propio certamen, Mixtolobo y Pentación, el montaje se ha realizado pensando expresamente en el escenario de la localidad extremeña. “Soy un recién llegado a este lugar tan emblemático aunque lo adaptaremos al formato a la italiana para arrancar una gira por toda España”, explica el director.
En tierra extraña
Como el resto del sector, hacer frente a las circunstancias excepcionales por las que atravesamos ha sido todo un desafío en la dilatada trayectoria de Rubio, del que también puede verse, en el Teatro Galileo de Madrid, Llévame hasta el cielo con Lolita Flores y Luis Motto la (que tendrá su versión televisiva con la actriz y cantante como productora): “Bendita duplicidad. Es un privilegio trabajar en un momento tan difícil, con tantos compañeros en paro, con tantos teatros cerrados y con tanta incertidumbre. Que se celebre Mérida este año es una proeza. Lo importante es reencontrarnos con el público y caminar juntos de nuevo”.
Sabe lo que dice. Rubio cayó enfermo de Covid-19 durante el mes de marzo, coincidiendo con el comienzo de la pandemia, de modo que, pese a las secuelas dejadas por el virus, “el confinamiento fue de mal a mejor. Recuperar la salud te hace ver todo de una manera mucho más positiva. Te das cuenta de que es lo más valioso que poseemos. Una vez curado, la verdad es que no he parado. Además de la versión de Anfitrión, he estado escribiendo En tierra extraña, un musical que se estrenará el año que viene”.