Transformación es un puzle complejísimo, como la vida de sus protagonistas, en el que hay una mezcla de realidad y ficción muy ensamblada. Asistimos a los puntos de vista no solo de los protagonistas sino también de sus padres, de sus amigos y de los que los aceptan…”. Paloma Pedrero vuelve a subir al escenario, guiada por una experiencia personal, un conflicto, el de las personas trans, que luchan por encontrarse a sí mismas y por su integración en la sociedad. Como en Caídos del cielo o Magic-café los actores han vivido y viven en primera persona las situaciones que interpretan. El público participará con ellos de la gran pregunta que sobrevuela la obra: ¿Y yo quién soy? Transformación, que podrá verse a partir de este viernes en el Teatro María Guerrero, se adentra en este interrogante con dolor y, por qué no, con valentía.

“Las personas valientes son aquellas que se hacen la pregunta del héroe clásico, la que deberíamos hacernos todos para ir hacia la consciencia. Es una cuestión peligrosa pero también maravillosa porque te va llevando al reconocimiento del ser y desde ahí a la felicidad”, puntualiza a El Cultural Pedrero, que cambió el proceso del casting buscando primero talentos que quisieran ser intérpretes para después formarlos en talleres creados para la ocasión. “Como los busqué y no los encontré decidí andar un camino más largo. Convocamos a chicos trans –algunos de los cuales han cambiado mucho físicamente en todo este tiempo– y los mezclamos con actores y trabajadores sociales”, desvela la autora, que culmina con el estreno de este viernes dos años de proyecto y varios meses de ensayos (seis virtuales debido a la pandemia). “Teniendo en cuenta las características del elenco, el esfuerzo ha sido titánico”, añade la dramaturga, creadora de textos como Ana el once de marzo, Androide mío y La llamada de Lauren, entre otros. Pedrero lleva más de 20 años haciendo teatro con personas en riesgo de exclusión social. Por la energía y entrega que pone en cada uno de sus montajes se entiende que ya solo le interese crear partiendo de este tipo de situaciones y utilizar el escenario como lugar de transformación.

Soledad no deseada

“De los primeros sin hogar de Caídos del cielo ya no hay ninguno en la calle. El teatro sube la autoestima, relaciona a las personas, hace ver la importancia de trabajar en equipo. Divierte y saca a la luz emociones. Aumenta la empatía y convierte el dolor en belleza. Necesitamos no sólo recibir, también dar para crecer. De verdad que si esto quisieran comprobarlo los que hacen los planes de estudios, el teatro sería una asignatura fundamental en la escuela. Lo que no sé es si quieren comprobarlo”, reivindica la directora, cuyo siguiente trabajo será sobre las personas que sufren una soledad no deseada: “Hay tantas… Algunas han desaparecido, no por el virus sino por las medidas que están tomando. Confinar a la gente sola, a los ancianos, es condenarlos a un deterioro que puede ser definitivo. La inmovilidad mata. La pena mata. La soledad no deseada mata. Quiero estar con esas personas. Que se relacionen, que hagan amigos. Y todo a través del teatro”.

@ecolote