¿Qué libro tiene entre manos?
Los ritos de paso, de Arnold van Gennep y John Berger, y Los modos de mirar, de Marcos Mayer.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
La pérdida de interés. En general, la novela me cuesta. Soy más de ensayos o poesía.
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
No me importaría charlar un rato con Nijinsky.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
El fabricante de lluvia, de William Camus.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Están relacionados con los proyectos en los que estoy inmerso y, si es en un avión, mucho mejor.
Cuéntenos la experiencia cultural que cambió su manera de ver la vida.
Ver a Pina Bausch bailar su Café Muller desde la primera fila del Gran Teatro de Ginebra cuando yo tenía veinticinco años.
Su compañía cumple 10 años en este aciago 2020. ¿Es una sensación rara?
Sí, pero también siento que, ahora más que nunca, debemos celebrar el cuerpo y dar visibilidad a nuestra profesión. Llevamos muchos años reinventándonos, así que seguiremos haciéndolo.
A pesar de todo, es para usted un periodo de mucho trabajo. ¿Se siente afortunado?
Sí, los proyectos que teníamos esta temporada se están aplazando o adaptando pero ninguno de ellos se ha cancelado. Aunque sea con mascarilla, es una suerte poder ir a la sala de ensayo cada día.
Gugurumbé es una regresión a los tiempos del esclavismo. ¿Qué le empujó a hacer ese viaje?
En mi primera colaboración con el violagambista Fahmi Alqhai ya trabajamos parte del repertorio barroco afroamericano y aquí profundizamos en ese legado sin olvidar el contexto social de la esclavitud.
Se ha aliado también con la violista Isabel Villanueva y el resultado es Signos. ¿A qué signos aluden?
Es un recital de viola coreografiado inspirado en la colección de miniaturas del compositor húngaro György Kurtág Signes, games and messages.
Además, tiene previsto un fin de fiesta en el Círculo de Bellas Artes para diciembre. ¿En qué consistirá?
Había que celebrarlo de manera especial. Propongo un diálogo de la danza con la arquitectura con más de veinte intérpretes.
¿Le importa la crítica, le sirve para algo?
He estado unos años evitando leer las críticas de prensa escrita de mis trabajos porque suelen ser poco constructivas. Pero uno va aprendiendo y le doy la importancia justa.
¿Entiende, le emociona, el arte contemporáneo?
Soy solo un aficionado y no sé si entiendo, pero sé que me emociono al ver algunas exposiciones. Es una fuente de inspiración en mi trabajo y en mi vida.
¿Cuál ha sido la última exposición que ha visitado?
Disonata y Audiosfera en el Museo Reina Sofía el fin de semana pasado. Desde enfoques y épocas diferentes, abordan la relación del arte con el sonido.
¿De qué artista le gustaría tener una obra en casa?
De Francis Bacon.
¿Se ha enganchado a alguna serie?
Years and Years. No todo va a ser arte conceptual. Necesito entretenerme para evadirme.
¿Cuál es la película que ha visto más veces?
Io sono l’amore de Luca Guadagnino con Tilda Swinton como protagonista.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Mi visión de España cambió cuando cuando viví en el extranjero. Me dio perspectiva y valoré mucho más nuestra riqueza cultural pero también desarrollé un desapego hacia el concepto de patria que me libera.
Denos una idea para mejorar la situación cultural.
Incluir las disciplinas artísticas en las enseñanzas públicas de educación infantil y juvenil.