Talare © Mara Alonso_6

Talare © Mara Alonso_6

Escenarios

María Velasco, teatro sin miedo

Feminismo, ecología y la ensoñación de la infancia llegan a la sala Cuarta Pared, dentro del Festival de Otoño, de la mano de la autora y directora

26 noviembre, 2020 09:01

La película Mouchette, de Robert Bresson, las acciones del colectivo Lastesis y los poemas de Anne Carson y Alejandra Pizarnik han marcado el espíritu del nuevo montaje de María Velasco (Burgos, 1984), que llega el jueves, 26, a la sala Cuarta Pared (dentro del Festival de Otoño de la Comunidad de Madrid) con Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra. El título forma parte de un ciclo “sin miedo” de la directora y dramaturga que empezó con La espuma de los días, estrenada hace un año en el Teatro Español. Ambas propuestas, realizadas en estrecha colaboración con el bailarín y coreógrafo Joaquín Abella, muestran el intenso estado creativo en el que Velasco se encuentra en este momento.

“La danza es cada vez más importante en mis montajes. No por el valor de la coreografía sino por la presentación del cuerpo en sí. Admiro a quien es capaz de hablar con su cuerpo. Abella se está convirtiendo en una colaboración indispensable”, explica Velasco a El Cultural, que ha contado también con numerosos recursos audiovisuales y con la música en directo del violonchelo de Peter Memmer. Protagonizada por la fragilidad y la fuerza del personaje interpretado por Laia Manzanares, Talaré a los hombres de sobre la faz de la tierra es, para Velasco, una especie de viacrucis generacional cargado de crueldad y de delicadeza en el que se relaciona el feminismo y la ecología, la violencia emocional y sexual con la violencia al medioambiente: “Ambos movimientos son los únicos capaces hoy de devolver la fe a los individuos en los relatos y en los proyectos colectivos, no diré revolucionarios, pero sí movilizadores. Son conceptos salvíficos en un momento en el que todo apunta a la destrucción”.

Con esta obra, reconoce la autora de Escenas de caza, se ha permitido una gran libertad expresiva. Más que contar historias, ha realizado fluctuaciones de su relato en el tiempo: “Hay espacios sonoros e imágenes que recrean la realidad soñada de la infancia. Eso se alterna con un realismo que quizá tiene más que ver con lo impuesto. Hablamos del paso de la infancia (que quiere decir “sin voz”) a la edad adulta. Hacia el final hay una hemorragia verbal que lleva de nuevo al silencio. También he pensado mucho en su música interior, en su latido”.

El compromiso de Velasco con el teatro y la sociedad es otra de las constantes de sus trabajos. En Talaré a los hombres… afloran temas como la educación, la explotación, la violencia y la desigualdad en la mujer de la sociedad actual. “Si el teatro no abordara estos temas, estaría ciego –apunta–. Pero también en nombre de la mujer se hacen absurdos movimientos de marketing, por ejemplo a través de lecturas ‘feministas’ de vaya usted a saber qué autor para enmendar la paridad de manera exprés. Estamos asistiendo a una contrarreforma. En el arte no tenemos que hacer justicia social (no es nuestra competencia) pero en cuanto a derechos y libertades la sociedad civil no puede dar un paso atrás”.

@ecolote