¿Qué libro tiene entre manos?
Historia del silencio (del Renacimiento a nuestros días), de Alain Corbin.
¿Qué le hace abandonar la lectura de un libro?
El trabajo, mi nieto…
¿Con qué personaje le gustaría tomar un café mañana?
Con Juan Sebastián Bach, aunque le admiro tanto que no sé si acertaría a preguntar todo lo que quiero saber.
¿Recuerda el primer libro que leyó?
No lo olvidaré. Si titulaba Te estás haciendo mujer, era uno de aquellos que nos obligaban a leer en la pubertad. Pero el primero que me impactó fue De la música, el amor y el inconsciente, de Arnoldo Liberman.
¿Cómo le gusta leer, cuáles son sus hábitos de lectura?
Leo ensayo fundamentalmente, casi todos referidos a la música y libros de técnica musical. Es una pena, pero no tengo tiempo para mucho más, aunque en cuanto puedo o necesito renovar fuerzas, acudo a la poesía. Terminé un libro de Nuria Ruiz de Viñaspre, y en la mesilla tengo ahora a Ramón Andrés.
Cuéntenos una experiencia cultural que cambió su manera de ver el mundo.
Los Encuentros del 72 en Pamplona. Fueron una convulsión para mí. Me di de bruces con la modernidad y reflexioné mucho.
El Premio Príncipe de Viana le habrá hecho sentirse profeta en su tierra, ¿no?
Me ha emocionado, es un premio muy especial para mí. ¿Profeta?… nooooo.
Es doctora en filosofía del arte. ¿Cuánto le debe su música a la filosofía?
Comparten vida. La música es filosofía y la filosofía es música.
¿Qué tiene la música que no tengan el resto de disciplinas artísticas? ¿Algo que la haga ‘superior’?
Superior no sé, pero la música es el arte que más nos afecta psicológicamente, y tiene poder incluso sobre nuestro organismo.
También es catedrática de Real Conservatorio de Madrid. ¿Qué espera de las generaciones que tomarán su relevo en la composición?
Espero mucho, porque les toca abordar un mundo todavía más complicado que el que heredamos nosotros. La sociedad está en plena crisis, y este cambio parece radical. Tendrán que acomodarse a los nuevos tiempos, cambiar la mirada, buscar su lugar…, y eso no sólo es difícil, es que además exige profundizar mucho.
En otoño estrenará en Baluarte El canto de Atenea. ¿Qué nos puede adelantar de esta obra?
Se trata de un concierto para flauta y orquesta, que escribí por encargo de la Fundación Baluarte para la Orquesta Sinfónica de Navarra. Se iba a estrenar en la temporada pasada, pero fue imposible. Se lo dediqué a mi madre. Me hace mucha ilusión.
¿Le importa la crítica, le sirve de algo?
Si es sólo laudatoria, me incomoda. Si es una crítica razonada, me importa y me interesa.
¿Cuál es la última exposición que ha visitado?
La de José Mª Yturralde. Se llama Constelaciones. Está en la galería Javier López de Madrid. Tengo pendiente ir a la galería Luis Burgos a ver obra de Javier Balda.
¿Qué obra teatral le ha impactado últimamente?
Hace muchísimo que no voy al teatro… la pandemia ha contribuido a este desastre. Creo que la última fue La valentía de Sanzol.
¿Qué película ha visto más veces?
No soy muy cinéfila…, pero creo que es Los pájaros.
¿Le gusta España? Denos sus razones.
Una más que otra (quiero decir la intelectual más que la divertida). Si sólo hubiera una, menudo problema para todos… Lo ideal sería equilibrarnos un poco.
Una idea para mejorar la situación cultural del país.
Que se pongan de acuerdo para que tengamos –por fin–, unos planes de educación eficientes y estables. Los necesitamos imperiosamente.