Nada mejor para celebrar el centenario del nacimiento de Fernando Fernán Gómez que ver sus historias sobre el escenario. El próximo 23 llega al Teatro Fernán Gómez El viaje a ninguna parte, uno de esos textos incuestionables con los que se entra directamente en el Parnaso de los clásicos y con el que el escenario dirigido por Laila Ripoll refuerza una nutrida programación dedicada al aniversario.

"Hoy los cómicos viajamos en AVE pero estamos en el mismo punto de incertidumbre. Solo un diez por ciento vive dignamente de la profesión". Ramón Barea

Nacido como guion radiofónico, se convirtió en novela en 1985 para pasar a ser película un año después (con un glorioso reparto encabezado por el propio Fernán Gómez, José Sacristán, Juan y Gabino Diego y Laura del Sol). Todo, de la mano (maestra) de nuestro ilustre cómico y académico, que dejó sin aliento a la sociedad española con este tierno y divertido relato de una compañía itinerante que ve cómo su tiempo y su oficio empiezan a transformarse (cuando no a extinguirse) durante la larga postguerra española.

Como no podía ser de otra manera, las tablas también han conocido las peripecias de la compañía Iniesta-Galván. Una de las adaptaciones más celebradas es la de Ignacio del Moral, que puedo verse en el CDN en 2014 gracias al empeño de Ernesto Caballero y a la dirección de Carol López. El mismo texto llegó en enero de este año al Teatro Arriaga bajo la dirección e interpretación de Ramón Barea, que ha conseguido una versión más larga y con un elenco más numeroso. “Me asustaba un poco meterme en algo que había sido cine, novela y folletín radiofónico de la mano de Fernán Gómez pero enseguida descubrí que el poderío, el corazón de la historia, estaba en los diálogos. Ese era, en realidad, el pálpito que daba vida a todas las versiones: las palabras de los personajes de Fernando”, explica Barea a El Cultural.

La escenografía de Juan Ibarrola nos traslada a un espacio simbólico que podría ser un trastero, un cementerio o un almacén de atrezo. Su versatilidad ha permitido a Barea mostrar muchos lugares a la vez para que las historias se pudiesen mezclar y confundir: “El mundo que creó Fernando sobre ese tipo de compañías sigue funcionando como metáfora del oficio. Hoy los cómicos viajamos en AVE pero estamos en el mismo punto de incertidumbre que antes. Recordemos que solo un diez por ciento vive dignamente de la profesión. Seguimos siendo materia contratable”, señala reivindicativo Barea, que se encuentra preparando también una versión de Los santos inocentes con el director Javier Hernández Simón.

El foco temporal, en manos de Del Moral, varía también con respecto a los otros formatos. Y explica: “Tenía muy claro desde el principio que la versión escénica debía limitarse a contar lo relativo a esos últimos días de la compañía. La novela y la película extienden su relato a los años posteriores, cuando Carlos Galván prueba suerte en el cine. A mí, ese último acto me pesaba porque el clímax estaba en el fin de la compañía y nada de lo que venía después igualaba ese nivel de emoción. Y comprimí el tiempo, acentuando la relación de causalidad entre los episodios”.

@ecolote